Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


«Nadie ofrece tanto como quien no va a cumplir»

12/05/2023

Le he tomado esta frase prestada a don Francisco Gómez de Quevedo porque se ajusta como un guante a la campaña política que estamos viviendo. Es una característica de los trápalas, igual que lo es de los tramposos no regatear el precio: como no piensan pagar, nada les parece caro…
Esta estrategia de la promesa grandilocuente en tiempo electoral, además de ser una colosal inmoralidad, pienso que ha perdido gran parte de su virtualidad convincente.
Es necesario distinguir entre lo que es un programa de actuación correctamente diseñado, que no contempla lo que nos gustaría, sino lo que es posible y da cuenta de coste, origen de los fondos y plazo más o menos concreto para su ejecución, de la 'ocurrencia mitinera', cuyo origen está en la intención del que la hace, de conseguir los votos de 'bien pensados', incautos e inocentes.
Esta 'ocurrencia mitinera' ha perdido capacidad para embaucar por diversas razones. La primera es la cantidad de veces que nos han prometido una medida y después hemos visto materializarse la contraria. La segunda es que a base años, el cuerpo electoral va madurando, cada vez se vuelve un poquito más reflexivo y va perdiendo la inocencia que le ha llevado tantas veces a creer que lo prometido se materializaría. La tercera razón es la contenida en ese refrán del gato escaldado, que huye hasta del agua fría.
En estas elecciones se dan circunstancias excepcionales porque nunca nadie había ciscado tan descaradamente en sus promesas. Todos los que se dedican a la política, como todo el que se dedica a la venta de cualquier producto, trata de presentarnos su mercancía lo más atractiva posible. Sin embargo, una cosa es mostrarnos el producto por su cara más favorable y otra mostrarnos un producto contrario al que se nos va a entregar. El PSOE, bien caracterizado en Pedro Sánchez, ha sido el perfecto paradigma de lo que es una estafa electoral, haciendo en casi la totalidad de las ocasiones, justo lo contrario de lo que prometió. Transformó el apoyo que había dado a la aplicación del artículo 155 de nuestra Constitución en Cataluña, por echarse en brazos del independentismo. Transformó su supuesto insomnio por tener a Podemos en el gobierno, a hacerlo indiscutible compañero de cama. Sobre todo, metamorfoseó su original propósito de luchar contra la corrupción política, en un programa de descomposición de todas las instituciones, costumbres y leyes, hasta el punto de rebajar penas a los malversadores, indultar a los que atentaron contra la integridad de España, hasta convertir a los que ocupan ilegalmente viviendas ajenas, en paladines contra el derecho de propiedad.
Con estos antecedentes, no sé cómo puede extrañar en ámbitos 'socialmoncloítas' que a cualquier promesa que hace su líder se responda con una carcajada. Porque pienso que a base de no decir nada, con un mínimo de verosimilitud, ha llegado a creerse sus propias fantasías y no tardando mucho acabará como esa versión de Nerón que nos dan las películas en las que se considera el único e irremplazable. El carrusel de ofertas con el tema de la vivienda es una evidencia de lo que digo.
A estos semidioses para ateos, nadie les contradice y terminan por creerse sus falacias, que aumentan sin cuenta. Quizá los españoles, no tardando, le hablarán alto y claro.