Miguel Ángel Collado

Alma Mater

Miguel Ángel Collado


Timeo hominem unius libri

25/09/2023

En el acto de concesión del premio Strega, galardón literario de gran renombre en Italia y que han obtenido en el pasado autores de tanto prestigio como Giuseppe Tomasi di Lampedusa por 'El Gatopardo' y Umberto Eco por 'El nombre de la rosa', al ministro italiano de cultura, uno de los miembros del jurado, se le pidió opinión por las novelas finalistas y respondió: «intentaré leerlas».  Posteriormente, preguntado si es que no las había leído aún, habiendo participado en la decisión sobre la obra premiada, quiso matizar o quizás corregir su comentario manifestando que lo que pretendía decir es que quería volver a leerlas con más detenimiento. Es posible que haya sido un comentario desafortunado, que no refleja su actitud hacia la lectura pues en el pasado había expresado, al menos de palabra, su empeño en promover el hábito individual y social de la lectura como instrumento para alimentar el espíritu.
La lectura siempre ha sido una actividad intelectual extraordinariamente importante, y ello es así también hoy en una sociedad que puede caer en la superficialidad de la navegación indiscriminada y compulsiva por las redes sociales y en la que hay personas que limitan su información a la lectura de tuits o mensajes en Facebook.
Se atribuye a santo Tomás de Aquino la frase timeo hominen unius libri, temo al hombre de un solo libro. Es una frase ambigua a la que puede darse un doble significado. El primero sería que al auténtico aprendizaje se llega a través de la lectura de un número limitado de fuentes de conocimiento, de una reducida lista de libros; es decir, se referiría la expresión a la actitud de aquel que, habiéndose concentrado en el conocimiento de una única cuestión, la domina absolutamente y desarma dialécticamente a quien discuta con él pero sin poder debatir o aportar puntos de vista interesantes sobre cualquier otra materia.
El segundo significado sería totalmente distinto en cuanto expresaría el temor al hombre que sólo ha leído un libro para formarse una idea del mundo y de la sociedad, es decir, aquel que tiene una pobre visión de las cosas porque limita su conocimiento a una única fuente, ese único libro leído y tantas veces citado. Y es un hombre temible bien por su ínfima comprensión del mundo al no haber enriquecido y seguir enriqueciendo su cosmovisión con pluralidad de lecturas o bien porque puede ser un hombre radical pues no ha contrastado otras opiniones o concepciones de las cosas para formar la suya. Si la frase es verdaderamente del santo de Aquino, parecería que este segundo sentido expresaría la idea de quien la formuló si nos atenemos a la erudición y la pluralidad de fuentes de estudio de Tomás.
Leer libros permite profundizar en las ideas en vez de quedar en la superficie como quienes se limi-tan a navegar por las redes sociales. Leer es sumergirse en un mundo más amplio y rico que el propio, adquirir nuevas ideas y puntos de vista. La experiencia es una gran maestra ciertamente, es insustituible, pero no es suficiente: enseña solo por lo que se ha vivido pero la lectura nos completa porque facilita  vivir y conocer lo que no hemos experimentado personalmente;  permite y estimula conocer, entender e interpretar el mundo, la realidad. Dice el que fuera rector y ministro de Educación Ángel Gabilondo en 'Darse a la lectura' que «leer es en esta medida imprescindible para pensar más, para pensar mejor, de otro modo» porque el pensamiento se forma con múltiples fuentes, el ensayo, la poesía, la novela, la historia.