'El abuelo del anarquismo' vuelve a Toledo en el centenario de su muerte

J.A.J.
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La Fundación Anselmo Lorenzo, que ostenta el nombre del histórico fundado de la CNT oriundo de la ciudad del Tajo, trasladará sus archivos próximamente a Yuncler

El Ayuntamiento ha recibido con expectación la llegada del archivo.

«Todo hombre puede ser tu colaborador, pero ninguno tu director. Absolutamente ninguno, ni el mejor, ni el más sabio, ni el más elocuente, ni el más valiente. Porque, aunque reuniera en sumo grado todas esas cualidades juntas y otras muchas más, siempre sería inferior a la totalidad de los hombres». Esta radical defensa de la igualdad entre seres humanos fue enunciada hace más de un siglo por una figura histórica olvidada pero que retornará de manera simbólica a su tierra de origen, Toledo, cuando van a cumplirse 100 años de su muerte. Se trata de Anselmo Lorenzo, conocido como el ‘abuelo del anarquismo’ al ser uno de los fundadores de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), el mayor sindicato de España hasta la Guerra Civil. La Fundación que lleva su nombre, depositaria de unos fondos documentales valiosísimos para el estudio de etapas históricas como aquella contienda o el franquismo, trasladará próximamente sus archivos a un almacén del polígono industrial de Yuncler, donde quedarán a disposición de los investigadores de la Historia Contemporánea de España.

La necesidad de un mayor espacio para conservar y estudiar estos archivos, que desbordan su actual sede en Madrid, ha sido el inicio de la mudanza de este indudable punto de atracción histórica que se sutuará, casi por casualidad, a unos pocos kilómetros de la capital toledana, en la que nació Lorenzo. Según explica el presidente de la Fundación, José Ramón Palacios, la carestía de los locales en la capital madrileña hizo que se iniciara la búsqueda de un depósito de grandes dimensiones en un radio de 50 kilómetros en torno a la actual sede. Y de este modo se encontraba un almacén de 1.000 metros cuadrados en el polígono de Yuncler, a un precio asequible para su compra por la Fundación. «No aceptamos subvenciones, no nos gusta tener deudas con nadie», recuerda Palacios en una muestra de fe anarquista que les hizo buscar en muchos sitios hasta hallar la nave asequible para los presupuestos de la Fundación. En el local, junto a la custodia de documentos, también se habilitará el espacio de trabajo de archiveros e historiadores que acudan a consultar la documentación. «Esperamos que el almacén pueda cumplir nuestras necesidades a corto y medio plazo», comenta Palacios, añadiendo que la intención es que su apertura pueda culminarse a finales de año.

La memoria del anarquismo. Los archivos de la Fundación Anselmo Lorenzo contienen una ingente cantidad de testimonios escritos y gráficos, desde textos oficiales a cartas, fotografías y carteles, que repasan la historia de la CNT desde el último cuarto del siglo XIX a nuestros días. La atención de los historiadores se ha centrado tradicionalmente en la época de mayor protagonismo social del anarquismo, cerrada abruptamente por la represión franquista tras la Guerra Civil. Sin embargo, Palacios destaca que en los últimos tiempos los archivos de la Fundación también están ofreciendo visiones de primera mano de los sufrimientos que vivieron los anarquistas en la Posguerra, tanto en el exilio como en la clandestinidad interior. «No dejamos de recibir documentación sobre un periodo que despierta cada vez más interés», explica Palacios al llegar papeles de familiares anarquistas que marcharon al destierro a lugares tan distantes como Canadá o México.

El Ayuntamiento de Yuncler ha recibido con expectación la llegada del archivo de la Fundación Anselmo Lorenzo. Tras ser consciente de la importancia de estos fondos, su alcalde Luis Miguel Martín ha dado la bienvenida a este verdadero polo de interés histórico.

DE CERERO A  LÍDER OBRERO

Anselmo Lorenzo Asperilla nació el 21 de abril de 1841 en Toledo. Su familia era muy humilde, por lo que en 1852 manda a Anselmo a Madrid a trabajar en la cerería que un tío suyo regentaba en la capital de España. Pero la cerería no era el oficio que más entusiasmaba al joven Anselmo, con lo que rápidamente busca trabajo en una tipografía. Decisión que no será baladí en el futuro, ya que muchos de los fundadores de los primeros núcleos del movimiento obrero en España tienen ese oficio, que les otorgaba un acceso al conocimiento y la información del que carecía un trabajador común. Otro ejemplo de la misma época, aunque se situara en el rival movimiento socialista, fue el del fundador del PSOE y la UGT Pablo Iglesias.

Tras simpatizar con el republicanismo federal al inicio del ‘Sexenio democrático’ (1868-1874), Lorenzo contactó con los primeros propagandistas de la Asociación Internacional del Trabajo (AIT), optando por la facción anarquista del movimiento obrero. Contribuyó a que la tendencia libertaria se convirtiera en mayoritaria entre los trabajadores españoles, aunque no pudo evitar que en España, como en el conjunto de Europa, se produjera la ruptura de la Internacional entre anarquistas y los socialistas seguidores de Marx.

La Restauración de la monarquía supuso un freno temporal a la labor de Lorenzo. En 1881 funda la Federación Regional de Trabajadores de España. Tras pasar por varias detenciones, combina su labor de agitador con el apoyo a una actividad que reforzó las filas del anarquismo: dar educación a las personas sin recursos. Así colaboró con la institución ‘La Escuela Moderna’, fundada por pedagogo Francisco Ferrer y Guardia. Una muestra de esto es que, junto a su ingente obra teórica del anarquismo, destaca que Lorenzo elaboró un manual de ortografía para facilitar el aprendizaje de la escritura.

Tras el injusto fusilamiento de Ferrer tras los disturbios de la Semana Trágica (Barcelona, 1909). Lorenzo pasó por el destierro en Alcañiz y Teruel.  Pero pudo acudir al congreso fundacional de la CNT en 1910, donde lanzó un mensaje de ilusión a los asistentes: «Ante vosotros el libro blanco de la historia presenta una página en blanco. Preparaos a rellenarla».

Cuatro años después, fallecía  en Barcelona un 30 de octubre de 1914.