Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


¡Honor!

31/05/2020

¡Qué palabra! ¡Qué concepto! ¡Qué pena de manoseo a que ha sido sometida a lo largo de la Historia, que la ha hecho caer en desuso, cuando no objeto de burla! ¡Qué falta nos hace recuperar, si no la palabra, sí el concepto!
Hay veces que los símbolos caen en desgracia y no hay más remedio que cambiarlos para que lo que significaron renazca. Hay otras en que lo que ocurre no es que el símbolo cae en desgracia, sino que lo que se persigue es el concepto que representa, porque estorba a quienes quieren imponer doctrinas contrarias a los principios que ese concepto representa.
En España, por desgracia, muchos de nuestros símbolos y principios están siendo brutalmente atacados: la bandera, el himno, el concepto patria, el concepto honor… hasta el mismo nombre de España. ¿Por qué ocurre esto? No digo que no exista una base histórica que pudo justificarlo en un momento determinado. Sufrimos una dictadura que manoseó y se aprovechó de estos conceptos acabando por convertirlos en símbolos solo de la mitad de los españoles. Esto hizo un daño horrible, porque no solo provocó el rechazo de quienes eran excluidos de la toma de decisiones y veían proscritos sus ideales, sino que la otra mitad de la población, ante el desprestigio de estos conceptos renunciaron y hasta se avergonzaron de ellos, de tal forma que unos los atacaban y otros no los defendían. Estuvieron a punto de sucumbir…
Pero han pasado ya más años desde que terminó esa situación de los que duró la misma y el ataque a estos conceptos no ha cesado, pese al histórico acuerdo que alcanzaron los españoles para dar cabida a todos los credos políticos que los propios españoles decidan practicar. También hubo acuerdo en cuáles serían nuestros símbolos y sin embargo una parte de los españoles se niega a admitirlos como propios, dando lugar a la aberración de que miembros del propio gobierno los rechazan en su día a día.
Esto ocurre porque lo que rechazan son los conceptos que los símbolos representan porque: la monarquía impide que un ocasional presidente de una república de su tendencia pueda cambiar el rumbo de la brújula que apunta a la Europa libre y lo oriente a la Venezuela, Cuba o incluso Irán, todos sistemas dictatoriales; la bandera, que simboliza la unidad del conjunto, impide ir desintegrándola gajo a gajo hasta que pierda toda capacidad de resistir.
Mención aparte merece el concepto honor. Nuestra Real Academia lo define en primer lugar como «cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo», y, en segundo, como «gloria o buena reputación que sigue a la virtud, al mérito o a las acciones heroicas».
Este concepto, lo que representa, estorba absolutamente a los propósitos de quienes, carecen de todo mérito, salvo que se considere tal el de plagiar, encubrir, manipular, mentir, incumplir las leyes, apoyar a terroristas y ‘grandezas’ semejantes. Tan lejos están de él que no son capaces siquiera de imaginar que alguien pueda practicarlo. Lo han demostrado con el burdo intento de compra de la Guardia Civil con una vulgar e inoportuna subida de sueldo, cuando hasta en su himno proclaman este valor: «Instituto, gloria a ti. Por tu honor quiero vivir»… Por tanto, el problema ya no es la palabra, son los principios…