Jorge Jaramillo

Mi media Fanega

Jorge Jaramillo


Sube la presión

26/01/2020

La prolongada crisis de precios en el mercado del aceite de oliva obligará en muy poco tiempo a cambiar de marcha y de estrategia política, según lo que ocurra el martes. Ese día conoceremos el resultado de la tercera subasta de retirada y el precio de corte que fije el Comité de Gestión de la Unión Europea (UE) para todas las ofertas presentadas.

 Porque de momento, y pesar de la 'afrenta', el propósito del sector almazarero es agotar todas las bazas, las cuatro licitaciones programadas de esta medida extraordinaria que finalmente se abrió para neutralizar el golpe de la crisis de aranceles y la declaración de guerra comercial de Donald Trump a la UE.

 Así que antes de elevar la presión sobre el Gobierno, confiando en que todavía pueda llegar un precio digno para almacenar aceite durante seis meses, los productores se sujetan y resisten tras la pancarta que inevitablemente volverá a salir a la calle tal y como han programado en Andalucía para el próximo 30 de enero. Entretanto, el principal grupo cooperativo aceitero, Dcoop, ha hecho un llamamiento a la unidad para “acogerse coordinadamente a una herramientas como esta”. Dicen que la nueva licitación es “una de las últimas oportunidades para intentar revertir la situación del mercado” pidiendo agrupar oferta y dejar de vender individualmente.

 El Ministro de Agricultura, Luis Planas, sabe que un calendario de movilizaciones como el previsto no es el mejor comienzo de legislatura tratándose de un problema además que se arrastra desde hace meses sin que ninguna acción política haya sido efectiva. 

Por eso la preocupación crece cada día en todas las direcciones porque sobre el sector se cierne una ruina irreparable. Quizás por eso reconoció ayer en la radio que será inevitable que la Comisión abra un segundo proceso si el primero fracasara. Sabe que el margen de espera es estrecho porque el sablazo de Trump ya está teniendo repercusiones en el ritmo de salidas, y sobre todo en la importación de otros países del Mediterráneo para sortear los nuevos impuestos. Así, la pelota de nieve sigue engordando mientras nos acercamos a la próxima floración. Y todo a pesar del 'varapalo' judicial en favor de la aceituna de mesa que ha generado ciertas esperanzas de poder arreglarlo pronto.

Sin embargo, el Ministerio de Agricultura debería ir concretando las opciones para un olivar de bajo rendimiento en el marco de la nueva PAC. Y en esa dirección parece ir la solución a un grave problema estructural. Porque si la sostenibilidad condicionará los textos de los futuros reglamentos, el sector no puede quedarse al margen de unas ayudas que precisamente se justifican por el riesgo de abandono o desaparición.

Además, su envejecimiento y el progresivo despoblamiento de nuestras zonas rurales juegan en contra por lo que urge diseñar una ayuda asociada para poder competir frente al nuevo modelo intensivo que crece sigilosamente por el empuje de grandes inversores. De hecho, esas hectáreas ya están ejerciendo su presión en el mercado.

Quizás por eso, al margen de lo que pueda durar la legislatura, Planas sabe que no puede dilatarlo más. Con una reforma agraria que cede todo el poder a los Estados, las pocas opciones son las que son, y seguramente deban estar en la PAC.