Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


Avance natural en la era del Covid-19

08/06/2020

En este largo tiempo de encierro que hemos vivido la mayoría como una parada (técnica) en seco, la naturaleza y sus seres vivos ha seguido avanzando; nosotros también hemos avanzado biológicamente, a nuestra manera, en otras palabras, los que seguimos con vida somos todos más viejos sin excepción. Pues en esa inevitable evolución cíclica, las vides han hecho su recorrido desde que brotaron las gotas de savia por sus podados troncos, allá por el final de febrero o medio de marzo, siguiendo con su explosión vegetal de hojas y sarmientos, para llegar a la actual fase de la floración.
Por ello, en esta parte de Europa desde estos momentos, es cuenta atrás: Quedan de 100 a 150 días, hasta la vendimia, y si se quiere optar por la línea de la calidad, palabra de difícil definición para casi todo el mundo dado que, lo que es bueno para unos es peor para otros; en lo que compete al buen producto del vino, se entiende generalmente que la buena calidad en los vinos, es cuando existe una pequeña producción de uvas, muy cuidadas y sobre todo que vengan de cepas con cierta vejez, de unos 25 años como mínimo, por esto se deben sacrificar bastantes ‘racimitos’, seleccionando unos pocos por planta y ésta dará toda su energía vital a los seleccionados.
Es un ejercicio de sacrificio que se le hace a la ‘sagrada’ planta de la vid, a la cual se le quitan unos cuantos hijos para que dé toda su fuerza a solo unos pocos; esto es lo ideal, si luego el mercado de recepción del vino lo admite como buen producto terminado, suponiendo eso beneficios para todos, sobre todo para los que ‘doblan más el lomo’ al lado de las plantas, que no hacen esta labor de sacrificio buscando solo mucha cantidad y así sostener algo su economía que no crece en absoluto desde hace décadas. Pues bien en este excepcional año, que se podría prever una gran cosecha por lo benigno de la climatología, pero a la vez lo maligno de la realidad global del mercado del vino a nivel planetario, por las excepcionales circunstancias de la pandemia planetaria.
Así que el sacrificio de los ‘racimitos’, habrá que tomarlo como una dura consideración, porque el mercado a un futuro cercano tendrá un consumo verdaderamente exiguo y lamentablemente el beneficio real de la mayoría de los productores, será casi cero, cero o hasta menos cero.