Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


Hay que ser bueno

25/03/2024

Hoy en día, según nos han ido contando después de tener libre albedrío, parece ser que cualquier persona puede opinar, decir, hablar, escribir o esas cosas parecidas, pero la verdad de la realidad que vivimos es otra. Porque hoy en día, la vida que vivimos ciertamente se basa y está apoyada en unas circunstancias nunca imaginadas por nadie de buena voluntad de hace años, dado que el mundo está en un cambio continuo, y quienes realmente lo cambia, no es la gente de buena voluntad y un buen corazón, la triste verdad es que quienes dirigen esos cambios son quienes astutamente, sólo por sus temporales particulares intereses, quienes realmente están todo el día diciendo al resto, que tenemos que ser buenos. Eso perversamente es lo que se nos hace creer y pensar, lo de ser buenos diciéndonos (ordenándonos) que el resto hagamos, por ejemplo, eso que no se robe, que no se mate, que no se copie en los exámenes, que se compartan las cosas, etc. Por consiguiente, esta realidad actual, tan solo estaba en los sueños más perversos de las personas más perversas, qué sí se imaginaban esta realidad de un movimiento controlado de todo, excusado en una seguridad para la garantía de la vida humana. Así, en este sencillo y simple contexto cualquiera escribe, opina, dice, habla o esas cosas parecidas, pero eso sí, dentro de unos límites, como la velocidad en la carretera, que aunque legalmente te dejan comprar un coche con facturas reales y legales de tropocientos caballos de potencia, y en el panel de control pone que su velocidad puede llegar a otros tropocientos km/hora, en un concesionario muy lujoso y oficial, donde incluso, en ese tipo de venta el vendedor si es el caso hasta te invita a comer (comer y beber) en el mejor restaurante, por hacer esa gran venta de tropocientosmil euros de ese exclusivo vehículo, de esas marcas con animales como caballos rampando, serpientes o toros mugiendo, todo esto así es muy legal. Pero resulta, que tan solo se puede ir según qué lugares, a no más de 120 km/hora, porque, si no todo el mundo sabe las consecuencias, amparándose y con toda la razón en la seguridad y salvaguarda del resto de las personas, por eso de la libertad de uno termina o comienza, con la libertad del otro y esas cosas, y de esta manera digamos que se acepta este equilibrio. Tristemente bajo el amparo, según qué criterios que quien piensa, imagina, elucubra o solo se le ocurra, (recordar que una cosa es una ocurrencia y otra distinta es una idea, que son cosas totalmente diferentes, es decir, idear y ocurrir tienen significados muy distintos, y lamentablemente el resultado es lo que tenemos), que por la salvaguarda y seguridad de la vida humana es por lo que se lucha y por eso se toman estas decisiones complejas y duras. Pero eso sí, cualquiera puede seguir hablando, opinando, escribiendo, diciendo o esas cosas, pero mejor que lo haga para sí, porque la verdad de la realidad actual de la vida es otra. Y esto no es de ahora, "antes" y hoy día si eres alguien que tienes diferencias respecto de los «iguales», malo, ya Juan Ramón Jiménez lo dice en su poema Distinto.

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