Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


¿Qué celebraban?

17/11/2019

Sentí vergüenza por la infantilidad que demostraban. Ni había motivo para fiesta ni nadie había ganado nada. Unos celebraban haber quedado segundos ¡incluso otros celebraban haber quedado terceros!, que ya es el colmo ¿Acaso brindaban porque, gracias a su estupidez y cortedad de miras vamos a estar gobernados por la izquierda radical?
Ya sé que algunos me dirán que hace cuatro años eran extraparlamentarios y ahora tiene más de cincuenta diputados. Eso, básicamente, es lo que decía Ciudadanos en el mes de abril. Ahora se han quedado en diez diputados y sin líder. ¿Qué han conseguido los unos con tener cincuenta diputados y los otros con noventa? Es obvio: ver en La Moncloa a quienes solo en pesadillas nos podíamos imaginar que gobernarían España. Por supuesto, en el Consejo de Ministros no se va a sentar ninguno de los eufóricos-celebrantes.
Dicen que los dioses ciegan a los que quieren perder. Se conoce que ahora toca que se pierda el centro derecha y que gane la extrema izquierda, porque la ceguera de los partidos a la derecha del PSOE es total. ¡Ni la que sufría la Niña de la Puebla es comparable a la que padecen nuestros dirigentes del espectro político diestro. Y lo peor es que se sienten orgullosos, ufanos,  como si hubieran descubierto la vacuna contra el cáncer, cuando su hazaña es colocar en la Moncloa a quienes nos traerán, sí o sí, la ruina económica de España, que tantos años nos ha costado remontar y además, alas más potentes para independentistas, comunistas y ‘etarro-oteguistas’. En definitiva, un atentado contra esos españoles a los que dicen defender y nos ponen en las manos de quien yo no quisiera ver ni a mis peores enemigos.
No creo que a nadie con dos, ni siquiera cuatro, dedos de frente se le ocurrirá culpar de la situación a los Sánchez, Iglesias, Oteguis o Puigde-mones. La estupidez de quién lo haga merecerá el premio Nobel a la candidez, porque después del currículum de los personajes citados no creo que hayan engañado a nadie.
Esos dirigentes están aprovechándose de una sociedad, parece que está científicamente demostrado, cada vez más mediocre y cándida, que se traga sin pestañear y sin cuestionarlo, esas especies con la que estos trapaceros condimentan sus atrocidades: el progresismo. Hacen cualquier barrabasada, la visten de progre y los pobres incautos lo celebran como si del gordo navideño se tratara.
¿Estas personas no se han preguntado si existe algún país de ideología bolivariano-comunista que tenga un nivel de vida que les permita una vida mínimamente desahogada? ¿No se han parado a comprobar, que donde gobierna esta ideología se produce la igualdad de la población inmedia-tamente? Todos pasan necesidades salvo los dirigentes.
Todo esto lo saben o lo deberían saber estos dirigentes que el domingo por la noche celebraban el segundo y tercer puesto en las elecciones, y deberían haberse guardado sus estúpidos egos y haber puesto en marcha una campaña dirigida a ofrecer una alternativa atractiva a los españoles, no destrozarse como salvajes hasta conseguir engordar a quienes de verdad son sus adversarios.
¿De verdad hay dirigentes y personas tan básicas en la derecha, que piensan ganar unas elecciones divididos y desde un extremo del espectro político?  Si eso es así, entre ellos y lo que nos aguarda por su dividida gracia, más nos vale salir corriendo.