Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


La real realidad

07/09/2020

Aunque en todo el planeta, suman muchos millones de contagiados y cientos de miles de muertos y también quizá millones de las noticias falsas. Cada uno de nosotros individualmente sí podemos hacer algo con toda responsabilidad particular, primero para con uno mismo y después para con el resto, lo de la colectividad de una sociedad que tiene ciertos intereses comunes. Me refiero a que cualquiera de nosotros, si cometemos un error en verdad luego lo lamentaremos toda la vida, incluso alguno hasta con una lamentable y terrible situación de una pronta muerte.
Creo en esto de la responsabilidad individual y lo voy a explicar en un ejemplo real que me ha ocurrido personalmente a mí, en una mañana de agosto: «En el repostaje de una gasolinera de precios bajos, en la que cual cada se atiende a su propio coche, porque los empleados están dentro de una cabina blindada por seguridad, donde solo se cobra el dinero y demás. Pues la situación que viví de falta de responsabilidad, y por tanto egoísmo y todo lo que podamos imaginar; una señora con un vestido y zapatos elegantes que estaba de espalda, pagando en esa cabina se retrasaba no sé porque cuestión, creando una fila ordenada en distancia de unas cuatro o cinco personas, siendo yo la cuarta creo, todas con nuestra protectora mascarilla, pues la señora en cuestión, se da la vuelta y va sin mascarilla. Y cuando yo la increpo eso, me contesta que me meta en mis asuntos y que no es problema mío, y que eduque mejor a mis hijos, que ya no tengo o quizá muy mayores, acompañado todo ello de una arrogancia supina como si esto de contagiar no viniere con ella. Lo lamentable es que encima nadie de la fila argumentó nada contra ella, por los comentarios y demás, ni tan siquiera los empleados que tienen la obligación de exigir esas normas». Si siempre esta elegante señora actúa así puede ser un perfecto vector de un rebrote, dando como resultado de esta nueva realidad de rebrotes en la que nos encontramos. Lo peor es que después si ella se contagia, eso sí muy cargada de razón, exigirá sus derechos. Pero la verdad hay que preguntarse, ¿cuándo ha cumplido o cumplió sus obligaciones de responsabilidad hacia sí y hacia los demás?