Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Borrar la Historia

28/06/2020

Parece que hay mucho interés en ello. Por eso la parte ‘ejecutiva’ de la sociedad quiere borrar la Historia, y lo ejecuta como sabe: a lo vándalo. La otra parte, la ‘contemplativa’ ejerce su pasividad viendo cómo se destruyen los monumentos representativos de cada momento histórico. Ya lo hicieron los talibanes. Pensábamos que eran el polo opuesto del progresismo, al que ahora vemos en acciones de derribo y pintado de estatuas.
Obviamente, a cualquier ser humano le hubiera gustado que nuestra especie se hubiera instalado sobre la Tierra ya con aire acondicionado, agua corriente, el globo explorado y hasta cortinas en el salón. Sin embargo, comenzamos como simios avanzamos y hemos llegado a donde estamos, bien para unos, mal para otros, pero infinitamente por encima de nuestros orígenes, saltando de rama en rama y aullando. ¿Por qué se empeñan en destruir los escalones que nos han hecho avanzar? Porque yo no estoy dispuesto a poner en tela de juicio que la humanidad ha avanzado. Llevamos demasiado tiempo dejando que se discuta lo evidente y no me extrañaría que alguien sostuviera que el hombre era y vivía mejor cuando decoró su salón en Altamira.
Por tanto, que el hombre progresa y que lo hace en todos los órdenes es indiscutible, aunque no siempre sea en línea recta ascendente. El avance tiene sus dientes de sierra y momentos de retroceso, pero al final siempre el futuro es mejor. ¿Por qué se empeñan entonces en destruir la Historia? ¿Por qué quieren hacer de la Tierra un solar sin huella del pasado?
Puede parecer una torpeza inocente someter a juicio siglo XXI las ‘hazañas’ del siglo XX para no ir más lejos, no digamos ya si nos remontamos al XIX, al Medievo o al Imperio Romano. Pero el intento no es inocente. Es obvio que quienes ejecutan el derribo son los cabeza hueca que no ven más allá de su nariz por muy chatos que sean, pero quienes meten los perros en caza no lo hacen por torpeza, sino para borrar valores de la sociedad que son, precisamente, los que han hecho avanzar a la Humanidad.
Es obvia la lucha sin cuartel del género humano para conseguir avanzar. Cada nuevo invento para obtener más y mejores recursos, para sanar y evitar el dolor, para alargar la vida, para gozar de más respeto -derechos- ante quienes ostentan el poder y ante sus propios semejantes, cada avance ha sido fruto del sacrificio, de la abnegación y del esfuerzo, con independencia del grado de civilización de cada momento. Esos valores se identifican con el conservadurismo y son claramente contrarios a la progresía irredenta que representa el okupa sesteante y el profesional del derecho sin obligación, del coscurro gratis, al que siempre le será más fácil destruir cualquier obra que construirla y mejorarla.
Un ejemplo de esta pobre mentalidad que tratan de imponer es el proyecto de ley de educación que prepara nuestro gobierno. Los estudiantes terminarán la enseñanza obligatoria y tendrán un título aunque no sepan leer ni contar ni con los dedos. Obviamente el producto que saldrá de estas escuelas será mucho más fácil de pastorear que las personas preparadas, críticas y competitivas educadas en el esfuerzo. Este tipo de persona se educará en colegios privados y a poder ser en Estados Unidos o Inglaterra. Solo será para la Nomenclatura…