Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Los bárbaros en la ciudad

05/02/2021

Uno pensaba que el siglo XXI vendría a poner un poco de orden en eso que se llama urbanismo, concepto que demasiados siguen confundiendo con eso que llaman plusvalías. Pero no. La ciudad no encuentra reposo. No le ha llegado el tiempo aun de coserse los costurones, mirar con cariño al entorno, y dialogar con respeto y lo que se viene llamando visión de futuro.
Tres de las ciudades más destacadas patrimonial y paisajísticamente de España se encuentran ahora mismo amenazadas por proyectos que directamente vienen a amputar su belleza, ese algo intangible y único que las ha hecho depositarias de buena parte de la personalidad de este país. Ya no me refiero a pequeñas ciudades, donde poco importa casi nada, como esta Talavera de la Reina de los confines desde la que escribo. Aquí seguimos pintando en los mapas, clasificando, calificando, aumentando o disminuyendo densidades edificatorias, al ritmo que van marcando intereses muy particulares. Como siempre, vamos. E incluso tenemos sobre la mesa la enésima propuesta de AVE que como ya he escrito por aquí, se pasa a cuchillo la ciudad y todo lo que se ponga por delante. Pero de aquellos polvos, estos lodos, aunque en asuntos de tren, AVE y engaños, como en casi todo, Talavera de la Reina ya no pinta nada.
Tres ciudades con los bárbaros, más que llamando a las puertas, entrando y poniendo las botas llenas de barro sobre las mesas, comprando voluntades, fertilizando ambigüedades políticas, y adobando el urbanismo a la carta que se gasta por estos territorios. Me refiero a la mina a cielo abierto que se pretende abrir en la sierra de la Mosca de Cáceres, a poco menos de un kilómetro del casco urbano; a los miles de chalés que Soria pretende levantar junto al Duero, territorio de fantasías, poetas y capiteles. Y, cómo no, los bocados que con la aquiescencia política se le van pegando a la Vega Baja de Toledo. Toledo no ha tenido bastante en las últimas tres décadas con aniquilar gran parte de su paisaje, y va a por el más próximo. Se continúa con la máxima de que lo que vale, de que la historia son sólo las piedras, que el paisaje es estorbo.
Siglo XXI, y los bárbaros haciendo y deshaciendo esgrimiendo derechos, crecimiento, plusvalías, dando una vuelta de tuerca más a las leyes urbanísticas desarrollistas de hace un par de décadas, de los tiempos de la fiebre del oro. Los ciudadanos arrinconados en las decisiones. El poder definitivamente se ha hecho con los resortes políticos. Hace tiempo que lo hizo. Pero ahora ya ni se guardan las formas.