Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


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24/01/2020

La noticia de la muerte de María Ángeles Santos me sorprendió el lunes mientras veía caer cortinas de nieve fina sobre la sierra de San Vicente. Me había sentado a trabajar en mi despacho pero no podía apartar la vista del horizonte: oleadas de nubes que el viento solano lanzaba una y otra vez contra la sierra, una coreografía hipnotizante. Y llegó el wasap de Rubén Rivera, frío, directo. Lo leo varias veces. Al final lo consigo comprender. No puede ser.
María Ángeles se fue una noche de tempestad antológica, una noche excesiva de viento aullando contra las persianas y las ventanas, tronchando ramas y copas de palmeras y eucaliptos. Una noche macondiana como pocas que recuerde, cuando el mundo parece que está en formación, primitivo e impredecible, noche de un viento extraño por estos territorios, un viento que viene buscando, levantando, descerrajando todo lo que encuentra a su paso. Me queda su recuerdo, el mejor. Y creo que ese sentimiento ha sido unánime estos días. Porque María Ángeles era una persona buena, que transmitía tranquilidad. Me gustaba hablar con ella, y leerla: sus columnas en La Tribuna, sus resúmenes de actualidad en Facebook, sus recuerdos de libros y escritores, las entradas en su blog amarillo arena de algún desierto que se le quedó prendado en los ojos viajeros. Porque eran ella. Y partían de un conocimiento inmenso basado no sólo en miles de libros leídos, si no también en el ojo, oído de la periodista de raza. Y todo ello lo destilaba en escritos fluidos y sensibles, donde queda buena parte de una época. Porque María Ángeles era muchas cosas, pero sobre todas ellas periodista, de esa generación de periodistas que llegó a Talavera para descubrirnos, hacernos ver y valer, relatar esa ciudad grande que fuimos o intentamos ser. Lo mejor de Talavera son quienes vinieron de fuera a hacernos, una generación, unas personas irrepetibles.
Coincidí con ella trabajando los últimos años en el Ayuntamiento de Talavera, desde la oposición. María Ángeles ya había sido muchos años la imagen y el trabajo eficaz y amable de alcaldía. Allí, en el despacho de Ganemos Talavera del Ayuntamiento, cuando en junio lo dejamos vacío, sólo quedó un recorte de un artículo de María Ángeles que mi compañera Sonsoles pegó con celo en el archivador. Su título Volver a andar Talavera, como ejemplo a quien viniera de cómo hay que observar, escuchar y querer a tu ciudad. Hasta siempre.