Antonio Pérez Henares

PAISAJES Y PAISAJANES

Antonio Pérez Henares


Satrapillas

05/02/2021

Soy español, vivo en España, tributo en España y me amparan y me debo a las leyes españolas. Como tal y salvo situaciones excepcionales, está lo es en grado sumo y si no hay, como es el caso, restricciones de mis derechos constitucionales, puedo ir de un lugar a otro, vivir donde me dé la gana y ser atendido en cualquier lugar del territorio nacional por los servicios públicos, sean médicos, policiales, judiciales etc, etc. Porque soy un ciudadano español, pago a la Hacienda Pública española mis impuestos y tengo derecho a usar de los servicios que tal ciudadanía me concede. Y no tengo ninguna otra nacionalidad que la española, pues no hay ni nacionalidad vasca, ni catalana, ni gallega, ni andaluza, ni valenciana, ni asturiana, ni balear, ni canaria, ni murciana, ni madrileña, ni castellana, ni leonesa ni manchega. Y bastante lío tenemos ya montado con los separatistas nacionalistas como para que ahora no estén saliendo pretendientes a satrapillas con esto de la pandemia.
Bastante tenemos ya con la ineptitud y cobardía del Gobierno central, que tras conseguir un Estado de Alarma de seis meses, lo único que ha hecho es no hacer nada excepto cargarle el muerto y los muertos a los demás y ser incapaz y no tener el coraje de tomar una medida global, común y conjunta para todo el estado y para todo el territorio, lo que ha llevado a 17 más 2 formulas y a el mayor puzzle de normas que imaginarse pueda uno y que podían valer dependiendo de una raya en la carretera comarcal entre dos pueblos de cincuenta habitantes cada uno y de dos provincias y hasta comunidades diferentes. Nos hemos inventado así de golpe no sé cuántas fronteras, 17, 52 u 8.500, depende si lo hacemos por provincias, por comunidades o por municipios. Ha sido y es un absoluto disparate que tenemos normalizada pero que es una aberración total, un disparate en todos los sentidos y un esperpento surrealista y estúpido.
Pero no hay insensatez que tenga límite y llegados a este punto y en vez de reflexionar sobre como recuperar algún sentido común los ‘próceres’ han visto en ello la oportunidad de dar un paso más hacia el delirio. Vamos que les ha gustado mucho lo de las fronteras y empezar a ver a los de al lado como los ‘extranjeros’ y poderles echar la culpa de los males que es lo que todo caudillito, de todo lugar, condición y gobierno es lo primero de lo que tira y a lo que se acoge. Todo nacionalismo, no se olvide, si algo tiene de fondo, base y clave, es su condición aldeana, que luego, eso sí, puede adquirir en un verbo ansias no solo expansionistas sino incluso imperiales.
Las declaraciones señalando agravios, abusos y maldades del vecino, los perversos madrileños son ahora los estigmatizados, amén de cierta resonancia a aquello de ‘España (ahora léase Madrid) nos roba’, encima de mentira, supongo que además de ir a la farmacia, harán muchas otras cosas y se dejaran sus dineros, serían ya el remate de la catástrofe de lo que tenemos encima. Como no hay suficiente con los 100.000 muertos a los que este 2021 llegamos con certeza y de los reales 6 millones de parados y una catástrofe económica el colmo y remate sería y ya está siendo la tropa de satrapillas peleándose e intentando que sus parroquias se peleen con los vecinos.
Y saben ustedes a la conclusión que uno va llegando cada vez con más claridad y pruebas. Pues a que lo de las Autonomías no solo no nos arreglado problema alguno, pues los nacionalistas ‘moderados’ de ayer se nos han vueltos sediciosos separatistas, sino que nos han creado una pléyade que no teníamos. Pero que, si les ha venido muy bien, de fábula, vamos, a los políticos. Porque han multiplicado de manera exponencial, que se dice ahora, los cargos, carguetes, colocaciones, asesores y enchufes y cuadriplicado el número de burocracias administrativas. Y cuando nos hemos topado con una emergencia de la gravedad y el calado de la que tenemos encima lo que resulta es que ello supone, como está suponiendo, el peor de los estorbos y la más nefasta forma de poderle hacer frente con alguna eficacia.
En suma, que lo dicho, que yo soy español y que con esa nacionalidad que por cierto es la única que pone en mi DNI y mi pasaporte ya me sobra y me vale. Que, como tal pago mis impuestos, cumplo con mis deberes ciudadanos y como tal exijo los servicios a que ello me hace acreedor sin satrapías ni satrapillas que valgan.
P.D. Como nota personal señalo que soy nacido en Guadalajara, tras dar diversos botes recalé en Madrid, sin irme del todo de mi tierra y que ahora vivo de nuevo en ella más que en ningún otro lado. Que sé muy bien de donde soy pero que nadie me quiera por tal cosa ni enfrentarme con nadie de tierra vecina, ni lejana, alguna. Ni entre ella y Madrid, o ya cualquier día, esto se sabe cómo empieza, pero no como se acaba, entre Castilla y La Mancha.