Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


Érase una vez

14/11/2022

El surrealismo, que también se le puede llamar superrealismo, es un concepto que proviene del francés surréalisme. Se trata de un movimiento literario, como asimismo en el ámbito de las artes, en la pintura, la escultura o la arquitectura y la música o la danza, tanto en la búsqueda de trascender lo real, lo físico, lo palpable a partir del impulso psíquico de lo imaginario y lo irracional, quizá lo virtual. Es un movimiento del pensamiento que se inspira en las teorías del psicoanálisis, para intentar reflejar el manejo y quizá el control del subconsciente, alejándose de cualquier tipo de control racional. Ejemplo clave de ello es el dadaísmo, pilar fundamental que lleva el surrealismo a la práctica, de una manera total y completa, siendo el dadaísmo la base insustituible y esencial del surrealismo, que se opuso a la razón positivista. Que como todo el mundo sabe, es la corriente filosófica que afirma que todo conocimiento que cualquier sujeto adquiere emana de alguna manera de la experiencia, a la cual siempre se la va a respaldar por medio del método científico, en consecuencia, el positivismo rechaza cualquier conocimiento previo a la experiencia. Es decir, que todo conocimiento o acción filosófica o de estudio científico debe nacer de hechos reales (no virtuales) y posibles (no imaginados) de comprobar gracias a el método científico, por ello, rechazan cualquier tipo de conocimiento anterior a la experiencia. Por consiguiente, el dadaísmo, fundamento del surrealismo en su rechazo a la razón positivista de las cosas y la realidad del momento, se puso en una verdadera posición de rebeldía contra todas las convenciones literarias burguesas, más bien, con cualquier forma de convención social también.
Los librepensadores, aquellos que forma sus opiniones, apoyándose en la base del análisis imparcial de hechos y que es dueño de sus propias decisiones, independientemente de la imposición dogmática de alguna entidad, institución, religión, tradición específica, tendencia política o de cualquier movimiento activista que busque imponer su punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica. Ser un sujeto librepensador, ciertamente no implicaría más que aquella persona o mejor dicho ser humano con cerebro en uso de él y manejo de su inteligencia, que por esta tesitura de manejar de una manera independiente, ese gran órgano que se ha desarrollado sólo en unos pocos selectos animales, y por ese manejo experto se le llama inteligencia, así esos sujetos 'racionales', por ese argumento, optan por no adherirse a un dogma establecido. Este amplio concepto, es completado con la interposición al uso de la razón, esto es, que, por medio de la razón y el conocimiento culto de las 'cosas', se rechaza la aceptación de los dogmas dados por 'algunos semejantes' por el mero hecho de ser tales, creyéndose tales semejantes directores del pensamiento, tendencias y formas de vivir. Y, aunque se cree que el librepensador esté orientado a hacer apologías simplistas y parciales, pero lo cierto es que no es así, siendo el librepensador, alguien que en verdad quiere vivir la libertad, en libertad. Érase una vez…