Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


Descalabros

28/12/2020

Descalabrado siempre estoy, como decía la tonadilla, porque el mundo me ha hecho así. Bueno, la tonadilla más bien decía: «Yo soy rebelde, porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oír. Yo soy rebelde, porque siempre sin razón, me negaron todo aquello que pedí, y me dieron solamente incomprensión, y quisiera ser…» Pues más o menos, como dice esta tonadilla en un tono melancólico es como en verdad me encuentro, y creo que muchos, de una inmensa mayoría estamos de alguna manera descalabrados, por ser víctimas de los descalabros que una mínima minoría, de una elite muy selecta, seleccionada por la inmensa mayoría, siempre nos lleva a otra gran mayoría a los descalabros.
Siendo esto, una constante e interminable manera de vivir desde hace ya más de cuatro décadas, que parecía podrían haber sido años de otras cosas más felices y prometedoras, según unos pocos selectos nos contaban, prometían y se comprometían, pero la realidad de todas esas ‘ocurrencias’, que no grandes ideas, solo han dado como resultado descalabros. A la prueba me remito, yo personalmente soy un descalabrado de estas situaciones, de tantas décadas de la verdad no sé bien qué. Lo que sé, es que cada vez en esta elite de personas, que siempre tienen ocurrencias para la mejoría de la mayoría, cada vez parece ser que hay más pensantes mentes de edad cada vez más prematura, es decir más joven, no con ideas en sus magines, sino con solo ocurrencias. Pero eso sí, con la característica de ser ‘renovadoras’ y de avance que bien se puede definir como progreso. Más, lo cierto es que la renovación y evolución a más ‘ser’, ‘estar’ y ‘tener’, es solo para su percepción de su entorno, él de la elite selecta, seleccionada por una gran mayoría, porque el resto de la inmensa mayoría, solo de ese progreso y avance verdaderamente percibimos descalabros. Y una gran parte de esa inmensa mayoría muchos y más grandes descalabros, que cada vez son más grandes, irreversibles e irreparables. Dejando a una inmensa mayoría de una manera irreparable para siempre, a su modo de vida, en un estado de un continuo descalabro.
Por tanto, muchos vivimos descalabrados, pero no por la consecuencia de los fallos de sí mismos, sino por la culpa de esa elite que se dice ser los reparadores y renovadores de una mejor forma vital para nuestro bien, y siempre el resultado es estar descalabrado.