Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


66 (58)

12/12/2022

Un cínico debe expresar los intereses de los sectores democráticos de la sociedad esclavista, siendo la única preocupación para el hombre cínico 'la virtud', pues sólo a través de esta se puede alcanzar la felicidad. Despreciando todas las normas y las convenciones sociales; un cínico «rechaza o menosprecia la fama, el poder, la riqueza, la gloria y los placeres sensitivos», pues sostiene, que estos valores dictados por las convenciones no constituyen el camino a la virtud o la felicidad. Un cínico apenas cubre sus necesidades básicas; es descuidado en su higiene y en su vestimenta, se despoja o reniega de los bienes y las riquezas, carece de familia y sustento, y se dedica a advertir, a cada dos por tres, a todo el mundo, la frivolidad y la corrupción de la sociedad en que vive, el cínico, pues, goza de gran libertad.
Pero, por un ardid histórico, hoy día ser un cínico representa otra 'cosa' totalmente diferente, llegando a usarse como sinónimo de hipócrita, siendo esto totalmente mal utilizado por la mayoría, que ciertamente demuestra su extensa y gran incultura del sentido intelectual y el saber inteligente de las palabras.
Se entiende por epicúreo, quien tiene por objeto la búsqueda de la felicidad a partir de la armonía de los placeres y la eliminación de los temores, que causan ideas como el destino, los dioses (la religión) o la muerte (lo trascendente). Al epicúreo se le puede estimar un hedonista, dado que se considera al epicureísmo una rama del hedonismo. El epicúreo, particularmente busca liberarse de los miedos que le esclavizan, siendo para él, que el principio de la existencia humana radica en el bienestar del cuerpo y de la mente, para lo cual, el individuo debe valerse de la 'ataraxia', que es el perfecto equilibrio entre ambos. Quien se siente o vive como un epicúreo, reconoce haber elaborado una ética para el placer, además sostiene que el fin último de una vida feliz consiste en buscar la ausencia del dolor, tanto físico como moral. Por consiguiente, en este sentido, el epicúreo señala que la presencia del placer es el indicativo de esa 'necesaria' ausencia de dolor, así como, de cualquier tipo de aflicción, tristeza o amargura, fuera de la naturaleza física del cuerpo, como lo son el hambre o la crisis sexual, o hasta en lo mental, como el tedio o la inapetencia. También, el epicúreo considera que, los placeres no sólo se deben limitar al cuerpo, sino que asimismo deben incluir a la mente, dado que, los primeros placeres para el cuerpo si bien son muy importantes e interesantes de satisfacer y deleitar, ciertamente son muy breves en el tiempo continuo, sin embargo, los del alma son duraderos y ayudan mejor a mitigar los dolores del cuerpo, por ello el epicúreo intenta buscar un equilibrio real entre ambos. 68, es el resultado de sumar los dobles dígitos del día de hoy 12, 12, 2022, por esto, me autofelicito por mi 66 (58)…