Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Resucita la dignidad: Honor a Ucrania

04/03/2022

Estábamos dormidos. Dormidos y embotados de comodidad. Ningún valor merecía el mínimo sacrificio. Por supuesto, cada cual estaba apegado a su terruño y nada le importaba lo que ocurría al lado. En concreto los españoles, parece que más de la mitad, no estaban dispuestos a mover un dedo ni por su propio país. Sí, país, porque lo de patria sonaba a facha recalcitrante y la palabra país es fría, más ajena, no describe nada íntimo ni querido como la palabra patria…
Hemos despertado de repente. Mejor: nos han dado una patada en nuestro egoísta bienestar y hasta se nos ha despertado la conciencia. Un salvaje, un ególatra, un déspota de la peor catadura ha puesto su bota de acero sobre una nación soberana. Como los toros marrajos, ya dio un aviso engulléndose una parte de esa nación… seguimos sesteando, no nos afectaba el asunto… Ha sido necesario el estruendo de una columna entera de blindados para hacernos despertar…
Pensándolo mejor… no han sido las explosiones de las bombas lo que nos ha despertado. Ha sido la explosión de la dignidad de un pueblo, el ucraniano, al revelarse contra la bota que los pretende aplastar. Esa ha sido la deflagración que ha aguijado nuestras conciencias y nos ha hecho brincar de la poltrona en que dormíamos plácidamente. Nunca se lo agradeceremos bastante.
No tengo la menor idea de cómo terminará esta batalla. Me gustaría que nuevamente se produjera el milagro de David venciendo a Goliat, pero puede ser que la lógica de la fuerza se acabe imponiendo y Ucrania termine bajo el yugo de la dictadura rusa. Aún así, los ucranianos no se habrían sacrificado en vano, sería únicamente perder una batalla en la lucha por la dignidad, por la libertad… Está claro que hay pueblos con mala suerte y parecen destinados a cambiar de amo pero no de yugo. Sin embargo, acciones como las que estamos viendo televisadas en directo, forjarán seguramente un sentimiento y una unión que los hará lo suficientemente fuertes como para conquistar una bien ganada independencia.
El mundo libre nunca habrá tenido una deuda mayor que la contraída con estos verdaderos héroes, sí, héroes de verdad, porque hasta esta palabra había perdido su significado en nuestro vocabulario. Hasta ahora y ante la ausencia de actos más arrojados, considerábamos heroico marcar un gol al rival… Ucrania ha devuelto el significado a este egregio vocablo.
El hecho es que hemos despertado y lo que es más importante, nos hemos visto formando parte de una sociedad con valores comunes que nos coloca a años luz por encima de esas potencias, verdaderos nidos de mafiosos oligarcas, que son la admiración de las minorías radicales y descerebradas. Porque solo personas sin cerebro pueden considerar que los Putin, Maduro, Díaz Canel y Ortega crean sociedades prósperas, salvo para ellos mismos.
Pues estos valores, los valores de verdad que son los que empiezan por dignificar al hombre reconociéndolo libre y que por desgracia no son de cultivo mayoritario en el Mundo, están en peligro. Creo que nos hemos dado cuenta de ello gracias al heroísmo ucraniano y hemos empezado a poner los medios para su defensa. Pero estamos solo en el inicio. El camino es largo, con tramos duros y no estamos entrenados. Empecemos a ponernos en forma. Nos va en ello la libertad.