Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


¡No a la guerra!... Señor Putin…

28/01/2022

Dicen que nadie tira piedras a su propio tejado, pero eso debía de ser cuando las personas tenían un mínimo de sentido común. La reciente historia nos demuestra que eso hoy no es así, que hay especímenes de la raza humana que son capaces de quedarse ciegos con tal de ver tuerto a su vecino. Un ejemplo son los falsos del 'no a la guerra', es decir: la progresía bolivariana, independentista, filoterrorista y hasta los sociatas colaboracionistas, que son capaces de alinearse con los regímenes más abyectos con tal de perjudicar a sus propios países.
La primera patraña es el propio eslogan. Porque lo usan como si al resto de los humanos, todos los que no pertenecen a esos grupos, les chiflaran las guerras. No parten, como sería lo lógico, de que nadie en su sano juicio es partidario de semejante barbaridad, como a nadie que no esté 'como las marcas' le gusta que le metan un dedo en el ojo o le den un martillazo en un dedo. Lógicamente la excepción es que la alternativa a la guerra fuera una alternativa aún peor, que las hay. Pero está claro que nadie que tenga las tuercas mínimamente apretadas, puede disfrutar viendo como se pierden vidas humanas y se destruyen los países.
Partiendo de esta obviedad, quienes toman como lema algo tan de Perogrullo para apropiárselo como si de un pensamiento exclusivo se tratara, están haciendo trampas, están engañando a los incautos, vistiendo pieles de cordero cuando son unos verdaderos sanguinarios. En la actual crisis del Este de Europa es obvio que es Putin quien ha comenzado a movilizar sus tropas para imponer su ley en Ucrania. De hecho ya le mordió un trozo de su territorio anexionándose la península de Crimea. Sin embargo estos patrañeros, a quién miran cuando dicen su no a la guerra, es a quienes están sufriendo la agresión, que solo buscan la forma de defenderse.
Su posición real la hemos visto en cualquier conflicto: en Venezuela los buenos son quienes disuelven un Parlamento elegido democráticamente y 'los buenos' los que recorren las calles diciendo eso tan democrático de ¡exprópiese! o detienen y asesinan a quienes no comulgan con sus dictadoras conductas. En el País Vasco los buenos, para ellos, son quienes dan el tiro en la nuca y 'los malos' los que ponen la nuca. En Cataluña son partidarios de quienes se pasan las leyes por la sombra de su moño y quienes prohíben hablar a los niños en castellano hasta en el patio de sus casas, o sancionan a un comerciante por colocar el rótulo de su negocio en la lengua que nuestra Constitución dice que es obligatorio conocer y así sucesivamente.
Esta forma de apropiarse de cualquier idea positiva, que realmente ellos no comparten, es muy propia de la izquierda progre. Predican la paz y defienden a Maduro, a Putin, a los Castro y a Kim Jong-un si se enfrenta a cualquier gobierno con ideas liberales y verdaderamente democrático.
Pero no nos engañemos ni nos dejemos de engañar, la paz es algo más que la ausencia de enfrentamientos armados. La verdadera paz pasa por la Justicia y la Libertad y muchas veces para conseguirlo tenemos que estar dispuestos a arriesgar nuestro aburguesado bienestar. Europa tiene experiencia de ello. No entiendo que todavía no lo veamos…