Javier del Castillo

Javier del Castillo


Clamor popular

14/11/2023

«Clamor» ha sido la palabra más repetida en las portadas de los periódicos, después de las manifestaciones masivas y pacíficas del domingo. Clamor contra la amnistía a unos delincuentes que se pasaron la Constitución por el arco del triunfo y pusieron en peligro la unidad y la democracia. 
En esas multitudinarias manifestaciones, que llenaron de banderas españolas las plazas de todas las capitales de España, no había sólo votantes del PP y de Vox. También había votantes del PSOE y muchos ciudadanos que votan a la izquierda, pero sin aceptar los chantajes. Nadie ha salido a las calles para oponerse a los pactos de Sánchez con los independentistas catalanes y vascos. Aquí la gente ha ocupado las calles y las plazas porque en los acuerdos firmados se incluyen cláusulas que acaban con la igualdad ante la ley y con principios fundamentales de la democracia, como la separación de poderes. 
Pedro Sánchez, aunque lo intenta, no encuentra a nadie que le apoye en su estrategia de seguir en la Presidencia del Gobierno, a pesar de la oposición de la gran mayoría de españoles. Incluidos muchos de sus votantes. No quiere aceptar que se está quedando sólo, ni tampoco quiere asumir que perdió las elecciones frente a Feijóo, siendo el candidato socialista menos votado de los últimos 46 años. Aislado en su egocentrismo – y rodeado de palmeros que le dicen lo que quiere escuchar -, seguirá engañándose a sí mismo, en la creencia de que las persistentes y multitudinarias manifestaciones contra la amnistía están protagonizadas en exclusiva por la ultraderecha más rancia. 
Ante este clamor masivo, lo único que se le ocurre a Sánchez es decir que seguirá adelante y que se están diciendo cosas que no se corresponden con lo que finalmente se concederá a las fuerzas políticas que siguen empeñadas en romper España. A la vista de plazas y calles abarrotadas de ciudadanos enojados, debería de reflexionar y no dejar que alguno de sus palmeros, como Salvador Illa, afirmen sin rubor que con la aprobación de la amnistía en el Congreso la democracia sale reforzada.
España, una vez más, está dividida y enfrentada por culpa de quien tiene la responsabilidad y la obligación de trabajar por la convivencia. No puede ser que la ambición personal de Sánchez se anteponga a los intereses generales de los ciudadanos. No es de recibo que defienda ahora la amnistía, después de haberla tachado de inconstitucional durante antes y durante la campaña electoral. Y, tampoco es de recibo oponerse a nuevas elecciones para que el candidato socialista pueda comprobar lo que opina la gente.
Sánchez y el Partido Socialista deberían tomar nota de las masivas y pacíficas manifestaciones de este fin de semana. Y acabar con esta deriva que tanto daño está infringiendo a la imagen de nuestra democracia.