Dejé este espacio a finales de julio celebrando que los augurios que nos enviaban a cuatro años conservadores bajo el yugo paternal de la extrema derecha no se hubieran cumplido y quedara esperanza para una investidura progresista. Lo celebré mucho porque es obvio y está comprobado que la entrada del color ácido en el espectro cromático parlamentario nos conduce irremediablemente a un rancio viaje al pasado y sus consecuencias, que podrían resultar a veces dignas de tiras cómicas, no pueden estar más lejos del humor. Desgraciadamente, no pude hacer lo mismo en mayo, cuando me habría encantado ver una corporación local al estilo nacional. Como era de esperar, las consecuencias asoman desde hace tiempo porque, por mucho que se quieran eludir preguntas, retorcer palabras y cambiar términos, poco engaño cabe ya sobre quién es quién en este juego y quiénes son sus aliados.
Pasados, de sobra, sesenta días de Gobierno municipal se puede criticar abiertamente que la Concejalía de Igualdad haya sido eliminada y falsamente sustituida por la de Familia, Infancia, Asuntos Sociales y Educación. En un año en que la violencia de género crece, situándose ya en 44 los asesinatos machistas, el nuevo equipo decide seguir las directrices negacionistas de VOX. Resulta curioso el nombre elegido, no por familia, sino por infancia, y absolutamente bochornoso que hablen de ella y sus derechos durante el minuto de silencio en recuerdo de las mujeres asesinadas cuando, hace dos años, VOX fue el único partido que votó en contra de la Ley de Protección a la Infancia en el Congreso. Para colmo, a punto han estado de prescindir de la Caseta Infantil en las próximas Ferias, único espacio gratuito que tienen las familias y del que disfrutan los más pequeños. En el último momento, pero ya sin poder aparecer en el programa, se rectifica y sí la habrá. Habrán recordado que los padres y madres votamos.
¿Y los puntos violeta? Serán de seguridad, en general, sin morado, eso dice el teniente de alcalde, aunque le haya contradicho el alcalde, pero después lo haya vuelto a desdecir el primero y entonces el regidor haya tenido que obviar el tema y salir por la tangente. No les gusta que sea violeta, que no haya referencia alguna a violencia de género, «Estamos aquí, toma mi mano», lo escribimos en color morado, a ver si así, todos contentos.
Cuarenta y cuatro mujeres asesinadas, seis huérfanos y un menor asesinado en nueve meses es una realidad que no se puede diluir entre términos. Es violencia de género, machista. Negarlo debería ser delito, blanquearlo no es más que ser cómplice.