Por suerte para los que tanto amamos este deporte, pero nos costaban mucho las ciencias en el colegio, el fútbol no son matemáticas. El fútbol no es un deporte exacto, predecible, calculable… y eso que en los últimos veinte años la evolución a nivel tecnológico ha tratado de reducir, entre otros aspectos, esa incertidumbre y posibles variables tanto de uno mismo como del rival: nalistas, 'scouting', aplicaciones gps, mapas de calor para todo, mejora en las superficies, tipos de césped, calzado, tipo de taco, tejidos…
Variables prácticamente infinitas a todos los niveles. El terreno juego, tipo de superficie, dimensiones o condiciones; situaciones tácticas modificables de veinte jugadores y dos porteros enmarcados en sistemas de juego y circunstancias temporales y cambiantes; infinidad de acciones técnicas en diferentes momentos, posiciones, situaciones de partido y con diferentes niveles de aptitud o capacidad de ejecución; factores y parámetros fisiológicos, psicológicos, sociológicos…
Y todo esto, además, con un rival enfrente, con las mismas variables impredecibles en su totalidad. Con cambios y mejoras producto de su propio análisis y estudio, pero también con la motivación extra de jugar contra todo un CD Toledo.
Por todo esto, tan amplío y extenso pero con una explicación tan breve que nos pone los pies en el suelo a todos, es lo que tiene que hacernos caer en la cuenta que el CD Toledo, como cualquier equipo, pero más aún en esta categoría tan lejana del fútbol profesional, por mucho que se quiera profesionalizar, es un equipo más de la categoría.
Puedo llegar a entender a quienes buscan argumentos en el pasado, en la historia exitosa para no aceptar la realidad, pero creo que el pasado no se puede cambiar y, lo que sí que se está haciendo bien, es poner los mimbres para escribir un futuro, incierto, impredecible, no exacto, pero seguro que mucho mejor que el actual presente, si todos ponemos una pizca de paciencia y, sobre todo, mucha ambición.
Y termino esta columna hablando de esa ambición, algo que tampoco es matemático, pero creo que, con todo lo que gira en torno al primer equipo del club, debe ser algo innegociable para, por lo menos, tratar de superar siempre a tu rival en ambición y actitud competitiva. Aquí es donde la paciencia del aficionado se puede agotar, porque su capacidad de sacrificio, compromiso e ilusión chocarán con la falta de ambición de su equipo y sus jugadores.