Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Los renglones torcidos de Dios

14/04/2023

El caudal informativo es tan generoso que no es fácil aislarse de la invasión de Ucrania. El mayor reto es distinguir el dato de la consecuencia y desde luego saber si la maldición de Casandra acompañará a los analistas. El presidente ruso espero que no siga los tweets del líder checheno porque se deprimiría totalmente. No es fácil comprender que un territorio machacado por el ejército ruso tenga el líder más cercano a su presidente; da la sensación que hay algún detalle que no hemos comprendido.

Han pasado tantos meses de la invasión, tantos artículos sobre las posibles respuestas de Putin al fracaso militar, que llega uno agotado al hecho. Honestamente, no sé quien va a ganar y a estas alturas no tengo claro que se puede considerar una victoria. Me han decepcionado ambos bandos, porque los halcones no han asumido sus errores y las palomas poseen una indiferencia estructural por las víctimas.

Creo que desde el principio no hemos comprendido el dilema. No creo que a Rusia le importe la democracia en Ucrania, la posible expansión de la OTAN o cualquier otro acto de política exterior. Da la sensación que el régimen está intelectualmente agotado, económicamente exhausto y ya no existen más formas para mejorar el nivel de vida de sus conciudadanos que la reforma estructural del modelo. La corrupción y el nepotismo ha alcanzado tales niveles que impulsar el crecimiento es imposible.

Muchos creen ver en Rusia un espejo del sistema chino. Esa visión es falsa en varios aspectos. Cuando una organización tiene más de 90 millones de afiliados, su capacidad de resistencia es mayor. Si te has transformado en la fábrica mundial y la élite está bien formada, tu capacidad de reacción es superior. A los chinos no les preocupa la libertad, sino la anarquía. Su historia se escribe por las múltiples guerras civiles que han asolado al país.

La incógnita es saber si la pretendida legitimidad del partido comunista chino es real. Ahora van a sufrir una crisis inmobiliaria, bancaria, sanitaria y exportadora. Todos esos ingredientes dificultan pensar que el personalismo del régimen sea la solución a sus problemas. La libertad no implica ausencia de retos, sino que nadie puede responsabilizar a un tercero de tus problemas. Las dictaduras afirman tener las respuestas a todos los males, las democracias permiten al ciudadano decidir sobre las opciones. Una guerra centra el foco en otro lugar.