Carlos Calzada

Carlos Calzada


Historia por escribir

01/03/2024

Miro por la ventana, como cada mañana, y disfruto de las privilegiadas vistas de una ciudad cargada de historia, de leyenda, de mitos... de monumentos aplastantes, y también, tengo que decirlo, aplastados... Y hoy me da por pensar si, dentro de unos cuantos siglos, cuando todos los que hoy leemos esta columna no seamos más que polvo, lo que está pasando en nuestros días será tan atractivo históricamente como todo el legado pasado que hoy respiramos en Toledo.
Y dentro de esa historia que dejaremos, estoy seguro que el fútbol quedará, peros ¿se convertirá  el Salto del Caballo en meras ruinas como el circo romano o desaparecerá como ese anfiteatro que trata de salir a la luz bajo las calles del barrio de las Covachuelas?
Recuerdo de pequeño jugar con mi hermano en las ruinas de tal circo cuando mi padre nos llevaba allí, tratando de replicar las batallas y aventuras de esos gladiadores, las fieras que por allí estaban y los espectáculos en los que las carreras de carros eran protagonistas. Y no me imagino niños jugando a ser futbolistas en un estadio dejado hundir.
Y hoy, que me siento nostálgico, de verdad me niego a pensar que nuestro estadio, sus butacas remozadas que tantas historias han vivido, al sol o bajo a la sombra de la tribuna, o ese fondo sin fondo por admiración a una inmensidad, algún día solo sean restos de un pasado mejor.
Un pasado mejor como el que vivió el extinto,  antiguo y que parece que está en vistas de resucitar, estadio Carlos III.  Sí, ese campo de la fábrica de armas en el que tantas y tantas generaciones, las del Santa Bárbara y las del Soliss,  creamos esa adicción al fútbol de esta ciudad que hoy sigue viva en el equipo capitalino.
Me niego a pensar que, a pesar de que el fútbol no tiene memoria, y la memoria es la que hace la historia, nuestro equipo, sí, nuestro CD Toledo, no va seguir haciendo las delicias de unos pocos locos amantes de un escudo que, sin saberlo, lleva implícito el peso de la historia pasada, pero con un hueco inmenso para escribir la historia del futuro.
Por todo esto, y porque nadie queremos ver ninguna ruina a la orilla del Tajo, creo firmemente que el CD Toledo se encuentra en el momento idóneo para que el club, el estadio y la ciudad promocionen. Y como en tantas batallas complicadas que libraron intra y extramuros en nuestro pasado toledano, no será un camino fácil y por ello todos tenemos que darlo todo.