Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Prensa sin quioscos

27/02/2023

En tiempos de la peseta, el traspaso de quioscos de venta de prensa y revistas en calles bien situadas de Madrid, como la Gran Vía, había que contemplarlo con seis ceros, lo que muestra que el negocio se encontraba en pleno auge. Actualmente, en esa misma zona apenas venden 10 periódicos al día y, en su conjunto, en España, cierra uno cada día. La industria habla de que, de 35.000 puestos de venta a nivel nacional, se ha pasado a unos 17.000, y de estos hay algunos propietarios que han buscado otras líneas de negocio, desde la venta de café a pan o convertirse en punto de recogida de envíos. 
No son buenas noticias porque ponen de relieve una caída de la prensa tradicional, que siguen manteniendo la costumbre de no renunciar a la lectura en papel, pero que está atravesando una grave situación motivada por las crisis económicas de los últimos 15 años, que han provocado un descenso de la publicidad, y por no haber encontrado aún un modelo de negocio que sea efectivo en internet, aunque ya existen más de millón y medio de suscripciones, incluso algún medio digital navega con rentabilidad. 
Aparte de los equilibrios de las empresas editoras en un entorno desfavorable, así como los sacrificios de sus redacciones, la situación debería de ser preocupante para la sociedad y su ejercicio al derecho a expresarse y a recibir una información veraz. Sin periodismo no hay democracia, frase que acuñaron las organizaciones profesionales, pero que tiene un sólido soporte porque es indudable el papel de los medios, ahora abandonados a su suerte pero, oh, paradoja, son requeridos por colectivos y organizaciones cada vez que les acucia un problema. 
Preocupante es también que, dentro del todo gratis, haya ciudadanos que se consideran informados por seguir las redes sociales, donde parece que todos saben de todo, pero apenas se leen ni siquiera las primeras palabras de los titulares llevando con rapidez sus dedos al teclado, generalmente para verter alguna crítica o exabrupto, pero no una opinión meditada. 
Hay buenos ejemplos de cómo se dirige a las masas desde estas plataformas, como el asalto al Capitolio de Estados Unidos, en enero de 2021, o a las instituciones de Brasil, dos años después...
Por si fuera poco, la fragilidad de los medios es aprovechada sin escrúpulos por algunos políticos, que no tienen suficiente con convocar ruedas de prensa sin preguntas o mandar imágenes enlatadas, cuando no impedir el acceso de informadores a sus actos, eso si no participan de la polarización y el señalamiento de medios y periodistas, alentados por unas redes sociales que ejercen de altavoces para el linchamiento y las campañas. 
¿Cui prodest?, esto beneficia realmente a las formaciones populistas de ambos extremos que, junto con sus huestes, han decidido desprestigiar a los medios tradicionales para hacer llegar su mensaje exclusivo. La sociedad deberá decidir el camino a tomar, puede que vaya siendo tarde. Por desgracia, las cosas no se valoran hasta que faltan.