Esther Durán

Serendipias

Esther Durán


Ausentes

26/01/2024

Absolutamente inverosímil resulta la noticia del pequeño francés que ha vivido, más bien sobrevivido, solo durante dos años. Los medios han destacado lo admirable que es este niño que, con 9 años, a pesar de haber sido abandonado, continuaba yendo al colegio y obteniendo buenas calificaciones, además de que acudía bien aseado. Datos como sin calefacción, ni agua caliente, comiendo latas de conservas y tomates de las huertas de los vecinos, arropado con tres edredones por las noches… añaden más dramatismo, si cabe, al suceso. ¿Y nadie dijo nada? Pues no, parece ser que alguna vecina lo intentó pero la madre que, de vez en cuando le llevaba comida, le dijo que no se metiera en sus asuntos y lo olvidara; quizás la vecina no se percató de que no había un asunto, sino varios, como que un menor de edad tenga que sobrevivir porque quienes deben cuidarlo, se desentienden, y los demás miran a otro lado. 
¿Qué fue lo primero que pensaron cuando leyeron o escucharon el titular? Obvio: ¿pero qué madre abandona un hijo? Yo también lo hice. Ahora bien, ¿y el padre? ¿Dónde está el padre de ese pequeño? ¿Por qué narices nadie se pregunta por el padre cuando se sabe del abandono de un menor? ¿Por qué en la prensa o en las tertulias no se habla de él? Porque sí, hay padre, pero mientras la madre ha sido juzgada y condenada a una pena de un año y medio de prisión, del padre, la prensa francesa solo cuenta que «estaba ausente, en otro municipio, y no ha sido acusado ni juzgado» La madre lo abandonó y el padre estaba ausente. ¿Lo entienden? Al menos, el pequeño ya está con una familia de acogida. 
Verdaderamente, lo de los padres no presentes no es un mal tan insólito. Cuantísimas familias sustentadas y sostenidas absolutamente en la figura materna; ellas, que van y vienen al cole, que visten, que cocinan, que se preocupan (mucho), que consuelan, que aconsejan, que hacen disfraces y preparan regalos, que van a cumples insoportables, que curan, que van a reuniones escolares, que … todo, vamos, que están prácticamente solas, casi como el niño de 9 años al que su madre lo había abandonado porque su padre, simplemente, estaba ausente. 

ARCHIVADO EN: Familia de acogida