El 12 de mayo de 1820 nació en Florencia (Italia) Florence Nightingale, considerada una de las pioneras de la Enfermería moderna. Avanzada a su época, luchó contra los prejuicios del momento y se dedicó a hacer realidad su sueño de dedicarse al cuidado de los enfermos, algo prácticamente impensable en aquellos momentos para una mujer. Comenzó su actividad en Londres, donde mejoró considerablemente las condiciones de vida y la asistencia de los pacientes. Pero fue durante la guerra de Crimea (1853-1856) cuando logró reducir considerablemente la tasa de mortalidad entre los heridos, gracias a las mejoras higiénicas y sanitarias que implementó en el frente.  
Doscientos años más tarde, son muchos los héroes que siguen el ejemplo de esta precursora. Cada día ponen a disposición de los pacientes su entrega, su abnegación y la parte más humana para una atención digna, cercana y personal.
Resulta impagable la encomiable labor que realizan los 330.000 profesionales de la Enfermería que hay en nuestro país. En los momentos más críticos, con la pandemia sin precedentes ocasionada por la COVID-19, demostraron la vocación y el servicio de una profesión que, además del respeto, merece el apoyo de todas las instituciones públicas.
En España, hay 625 enfermeras y enfermeros por cada 100.000 habitantes, por debajo de la media europea, que se sitúa en 827 facultativos. En el caso de Castilla-La Mancha, baja hasta los 610 profesionales, por debajo del conjunto nacional, según los datos aportados por el Consejo General de Enfermería.
El dato es aún más demoledor en la provincia de Toledo, con una ratio de 488 enfermeros y enfermeras por cada 100.000 habitantes. Por lo que se necesitaría incrementar en más de 2.000 profesionales la plantilla actual, solo en Toledo, para poder alcanzar la media de la Unión Europea.
Tenemos una necesidad real de incrementar el personal, más aun teniendo en cuenta aspectos como el envejecimiento de la población, la dispersión geográfica de nuestra tierra y las necesidades de especialistas. Por eso es fundamental un compromiso real de las distintas administraciones con los profesionales de la enfermería.
Hoy, día Internacional de las Enfermeras y los Enfermeros, es el momento de agradecerles, una vez más, su trabajo en beneficio de la salud y de nuestro bienestar. Es el momento de recordar que aquel espíritu inicial de Florence Nightingale permanece vivo en todos y cada uno de los profesionales que velan por nuestra salud. También en sus familias, que en muchas ocasiones tienen que compartir sus desvelos, sus guardias o sus preocupaciones.
Nuestro compromiso con la salud es primordial y, por ello, es necesario disponer de un entorno saludable adecuado. Apostamos por un modelo de ciudad limpio y sostenible, que se vea reflejado en la calidad de vida de las personas. No podemos olvidarnos tampoco de nuestro entorno rural, donde los servicios al ciudadano deben estar plenamente garantizados.
Hay una frase que dice «si salvas una vida eres un héroe, pero si salvas 100 eres una enfermera». Su trabajo diario es heroico y en sus manos está el apoyo sanitario que nos garantiza una sociedad de bienestar. No necesitan capa, pues con su uniforme es suficiente para reconocerles y saber que estamos en las mejores manos.