Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


La ruina de la democracia

30/05/2023

Escribo la columna a las quince y diez del día electoral, lo que significa que no conozco los resultados de las urnas, ni el partido ganador, ni si en Talavera Tita continuará el frente del Ayuntamiento, Tolón en Toledo o Page en la comunidad. Me parece bien ya que en este par de días transcurridos desde que depositamos las papeletas habrán aparecido cientos de artículos y columnas en la prensa. Litros de tinta habrán corrido como dice el tópico para la ocasión. Como tengo una edad puedo decir con propiedad que ha sido la campaña más sucia e indecente a la que he asistido y he participado en todas desde la instauración de la democracia. Una verdadera ruina, una calamidad para quienes creemos en este sistema que como se ha dicho, lejos de ser perfecto significa el menos malo de los posibles.
Cuando sabemos que al frente de la nación hay alguien al que echaron de su partido por pillarle cambiando los votos de una urna a otra detrás de las cortinas, hay pocas esperanzas de que actúe con limpieza alguna vez; esto se ha comprobado desgraciadamente en la campaña electoral con casos y sucesos que no voy a recordar ahora por sabidos,  pero que significan la gran debilidad de la democracia y ciertamente su ruina, su talón de Aquiles, su desprestigio, su infamia y vergüenza.
Soy sincero así que no puedo escribir que luché a brazo partido contra el franquismo, sí en cambio que participé en lo que estaba a mi alcance: tertulias, diálogos, asistencia a películas y teatro, alguna manifestación inofensiva, cosas inocentes de alguien que acaba de llegar a la universidad en primer año de  carrera. Lo que pasa es que nunca pude imaginar que con lo pasado y sufrido pudiera haber gente con tan poco respeto  al hecho  de elegir  y votar hasta el punto de comprar votos y dar argumentos a los enemigos de la democracia que en España nunca faltan. No quisiera resultar tremendista pero cuando  muy joven veía ciertos reportajes y películas en los que se justificaba y explicaba el golpe del 36, se daba como argumento incontestable el falseamiento y decadencia de las elecciones durante la República y es que no hay peor cosa que haya algo así en un sistema que se basa precisamente en la limpieza y la seguridad en los resultados y los procesos de las elecciones.
 Lo peor que puede pasar es que se instale en la sociedad la idea de unas elecciones sucias y manipuladas es la puerta a los totalitarios.
Al abismo.