Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


Miércoles Santo

05/04/2023

Noche de luna llena. Plenilunio de Nisán, que nos trae las fiestas de Pascua. Miércoles Santo. Semana Santa en Toledo. Las estrechas callejuelas vuelven a llenarse con la belleza de la imaginería antigua y contemporánea que, en medio de nubes de incienso, luz de velas, cantos o retumbar de tambores, nos evoca la Pasión de Cristo, con sus diferentes momentos, trayendo a todos nuestros sentidos la experiencia multiforme de una tradición vivida y transmitida en un marco único. Es difícil no ponderar la singular celebración de la Semana Santa toledana, que la hace especial por muchos motivos.
Una Semana Santa que tras un espectacular crecimiento hace unos veinte años, que permitió llenar de procesiones todos los días, empieza a dar signos de agotamiento. La voz de alarma la ha dado la imposibilidad de sacar de su iglesia de Santa Leocadia a la Virgen de la Caridad, pero no es el único caso. Otras cofradías comienzan a languidecer y puede que en próximos años tengan problemas similares. Quizá sea una cuestión circunstancial, pues el crecimiento, después de su primera salida el Sábado de Pasión del pasado año, de la Hermandad del Nazareno de Santiago del Arrabal, es una señal de esperanza. En cualquier caso, deberíamos reflexionar sobre la auténtica capacidad cofrade de nuestra ciudad, que no es comparable, no ya con ciudades del sur como Granada o Córdoba –con Sevilla es inimaginable- sino de nuestro entorno geográfico, como Cuenca. Tal vez hemos sobredimensionado una realidad que, ante todo necesita de una base fuerte, que quizá debiera ser esencialmente la parroquial o la devocional hondamente arraigada.
Más allá de estas preocupaciones, sin duda alguna debemos estar orgullosos de nuestra Semana Santa, que puede lucir como una de las más hermosas de España. Un patrimonio de todos los ciudadanos, pero que no debemos reducir a un aspecto puramente folclórico. La Semana Santa en las calles es expresión de la Semana Santa vivida en el seno de las Hermandades, Cofradías, parroquias de la ciudad. Debería ser la exteriorización de lo que se celebra interiormente en estos días, la Pasión, Muerte, Sepultura y Resurrección de Cristo, su Pascua. Sólo en la simbiosis entre vivencia interior y visibilización exterior alcanza la verdadera autenticidad la manifestación procesional, fe convertida en arte, tradición, belleza, música, sentimiento. Oración devenida canto, silencio o lágrimas. Patrimonio material conformado por ese extraordinario conjunto de tallas e imágenes que procesionan por nuestras calles. Pero también, patrimonio inmaterial, hecho de experiencia religiosa, espiritual y estética.
En este Miércoles Santo se da la magnífica conjunción de la austera y antigua tradición del Cristo Redentor y la barroca y maravillosa exuberancia de la Humildad, ejemplo de cómo la tradición se actualiza en nuevas manifestaciones. Es la polifónica vivencia de estos días santos, que desde el silencio de la Soledad el Viernes de Dolores nos conducen a la explosión gozosa del Domingo de Resurrección.
Les deseo feliz Pascua de Resurrección.