Vuelven a pegarse los gobernantes de dos autonomías socialistas por culpa del agua. El valenciano se queja de que el gobierno haya hecho caso a don Emiliano, que tiene nombre de mafioso italiano pero que es un tipo duro y honrado en mi opinión, y es el primero que ha criticado al Gobierno con el tema de los perros de caza y la agricultura.
El valenciano Ximo Puig, con ese complejo que llevan pegados al riñón los socialistas valencianos, se quiere poner una medalla criticando e impugnando la decisión del gobierno de no hacer un trasvase de los ríos de CastillaLa Mancha a la región valenciana. Digo que tiene complejo porque a quien tenía que pedirle el trasvase es a la región que tira el agua al mar y no a Castilla-La Mancha, a la que le hace falta esa agua para regar, y para que Las Tablas de Daimiel y otros milagrosos, -lo digo porque en La Mancha llueve muy poco-, humedales no estén secos y la turba arda en su interior. Don Emiliano hace muy bien defendiendo los intereses de los agricultores manchegos y de la ecología de la región, pero el caso es que en Valencia también hace falta agua. El tal Puig, don Ximo para los amiguetes, en vez de pedir que se rehabilite el proyecto del trasvase del Ebro, 'maricomplejín' y pro 'nacions catalans' lo digo como se pronuncia, se pone quejica, y para salvar su candidatura, apoyada por los podemitas e independentistas, marca diferencias ahora con el Gobierno que ha limitado los trasvases desde Castilla-La Mancha. Piruetas de la política. Estando Valencia cerca de Cataluña, lo lógico sería pedir que se rehabilitase el trasvase del Ebro, que le vendría bien hasta el propio Ebro para regular las crecidas y evitar que el agua se lleve al propio delta.
Pero los catalanes, con esa fama de tacaños que tienen, hacen gala de que lo mío es mío y aquí no hay solidaridad que valga ni siquiera con los que pretenden que sean sus paisos catalans. No se atreve nadie contra los independentistas catalanes, porque los votos de Cataluña son muchos, y luego le hacen falta para ganar las elecciones generales. Como doña Nicanora, si se la meten chilla y si se la sacan llora. Ximo quiere ganar las elecciones, como todos, pero en vez de apuntar hacia el norte, le quiere pegar el palo a los castellano-manchegos. Entonces, cuando Zapatero interrumpió el trasvase, se dijo que el agua iba a salir de las desaladoras. ¿And'andarán las desaladoras? En el fondo del mar matarilerilerile. La patada hacia delante que hizo el PSOE de Zapatero se ha demostrado una gran mentira. Así es la política, mentir, patada adelante, y esperar a que llegue el siguiente para que se lleve las culpas. Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague ni mal que 100 años dure, y ahora cuando llegan los carnavales se demuestra la mentira, y el Ximo se queda con el culo al aire. Igual que Revilla en Cantabria, que sabía desde el año 2021 que los trenes no cabían por los túneles y no dijo nada. Y ahora le echa las culpas a los técnicos, porque puede necesitar los votos del PSOE para volver a salir. Los políticos siempre encuentran a alguien a quien echar la culpa.