Tras la tempestad suele llegar la calma y tras la tarde para el olvido del miércoles ayer se vivió un festejo desigual, pero con puntos de interés. El principal, la presentación de Tomás Rufo en el abono albacetense, esperado por muchos aficionados y en el que el diestro toledano no defraudó, con una primera faena muy intensa y pasajes de gran toreo, aunque esta buena presentación la pinchó con los aceros y todo quedó en ovación para el joven diestro. Sus dos compañeros de terna, Castella y De Justo, que cortaron una oreja por coleta, corrieron suerte dispar, ya que el francés no aprovechó el mejor lote, sobre todo el cuarto de la tarde, el mejor del encierro, mientras que al extremeño le correspondió el peor, sobre todo el quinto de la tarde, el de peor condición de Victoriano del Río. Castella llevaba varios años sin anunciarse en la Feria albacetense y, por lo visto ayer, podían haber pasado algunos más, mientras que De Justo sí justificó porque en uno de los pilares del abono y hace doblete en el abono, ya que mañana volverá a hacer el paseíllo en el coso capitalino.
CON BUEN GUSTO. Buena carta de presentación dejó Tomás Rufo con el primero de sus enemigos al que recibió con delantales muy templados en los lances de recibo. La faena de muleta la inició clavado de rodillas, con una ligada serie que remató, ya puesto en pie, con un pase de desprecio. Templó con la mano derecha en una faena que fue ganando en intensidad, con ajustados muletazos y en la que supo dar tiempo entre serie y serie al astado, para que no perdiese la entrega en su muleta, poderosa y templada por ambos pitones, aunque fueron más destacados todavía los pasajes al natural, con una primera serie de buen corte y una segunda de mucho ajuste y temple, de lo mejor que se ha visto en esta Feria con la mano izquierda. Remató su intensa y lucida faena con unas manoletinas y un pase cambio, pero no pudo redondear su buen actuación con la espada, ya que tras un pinchazo y una estocada casi entera y trasera tuvo que descabellar. Una pena para el toledano, porque, según cotizan este año las orejas en Albacete, quizás no se hubiese ido a pie del coso de la capital.
Al sexto de la tarde lo recibió Rufo con lances a la verónica, sin lucimiento ante un toro que empujó en el caballo y a punto estuvo de derribar. Tras un buen tercio de banderillas, en el que se desmonteró Sergio Blasco, la faena del toledano tuvo un prometedor inicio con muletazos a pies juntos, seguidos de varios por abajo, con gusto. Continuó con una ajustada serie por la derecha y a partir de ahí todo fue a menos por la condición de un toro sin clase ni entrega, aunque Rufo lo intentó por los dos pitones. Tampoco estuvo certero con los aceros y tras una estocada caída precisó de dos descabellos para acabar con el que cerró plaza.
El primer de Victoriano del Río salió suelto y Castella fue ganando terreno al toro en los lances a la verónica, hasta rematar con media en la boca de riego, aunque sin mayor lucimiento. El toro, que no se empleó en el caballo, llegó a la muleta con buen son y lucido fue el inicio de Castella, doblándose por bajo y rematando el inicio con dos pases del desprecio. Un prometedor inicio que no tuvo continuidad en una faena de Castella intermitente por ambos pitones, sin terminar de acoplarse con un astado que fue noble en la muleta del diestro francés y al que no sacó todo el jugo posible. Pinchó en la primera entrada y después dejó una estocada casi entera, tendida y caída que fue suficiente para finiquitar al primero de la tarde.
Largo fue el saludo de recibo de Castella al cuarto de la tarde, con verónicas, chicuelinas y la revolera de remate. El toro, que no se entregó en el caballo, llegó a la muleta de Castella con tanta nobleza como entrega en una faena que fue de más a menos y en la que el diestro tampoco fue capaz de sacar todo el fondo del mejor toro de la tarde. Comenzó con unos ayudados por alto rematados con lucidos naturales y que ganó en intensidad con varias series con la diestra a un toro que tomó el engaño con franqueza y clase. Bajó el tono con el toreo al natural de Castella, con menos hondura y calado los naturales y ya no pudo remontar una faena que alargó en exceso el diestro francés, quien volvió a escuchar un aviso. Trasera y caída quedó la espada, pero tras doblar el toro afloraron los pañuelos y cortó una oreja.
No pudo estirarse De Justo en los lances de recibo al primer de su lote, segundo de la tarde, pero, tras pasar el toro por el caballo, se desquitó con un quite por chicuelinas, ajustado y de manos bajas, rematado con buena media verónica. Prometedor fue el inicio de faena del diestro, por bajo y con mucho gusto, seguido de dos intensas series con la mano derecha a un toro que tomaba con franqueza la muleta, aunque todo cambió cuando tomó el engaño con la mano izquierda porque el toro se rajó. Insistió en varias series más sobre el pitón izquierdo y, aunque el diestro logró meritorios naturales, faltó continuidad en las series por los intentos de irse del toro. Volvió a la diestra para rematar su labor, doblándose por bajo, con gusto, antes de dejar una estocada muy caída.
sin suerte. No mejoró el panorama para De Justo con el quinto, más bien fue a peor, con un toro que no se entregó en el capote, echando la cara arriba, con el que no llegó a estirarse el diestro, ni tampoco en la muleta, en una faena en la que el extremeño puso voluntad, pero poco pudo sacar de un toro al que le costó tomar la muleta y repetir en el engaño, sin clase, descastado y blando. Lo intentó por ambos pitones en una labor voluntariosa que remató con una estocada caída que valió para despachar al peor toro de la tarde. Hubo leve petición de oreja y fue ovacionado el diestro.
Y hoy, toca mirar al cielo. Por la lluvia.