No a la guerra, en silencio y sin aplausos. Ucrania estuvo ayer de nuevo en la mente de los 215 alumnos de Educación Secundaria del colegio Divina Pastora que se concentraron en la plaza del Ayuntamiento, frente a la fachada de la Catedral, para mostrar su repulsa a la invasión de Rusia a Ucrania, pedir paz y que la historia no se repita. Algunos llevaban pancartas con la paloma de la paz y con eslóganes que invitan a la cordura y a la convivencia pacífica entre países.
Los alumnos guardaron silencio y rezaron, junto al obispo auxiliar, César García Magán, que presidió un sencillo y simbólico acto con el que este «colegio católico» manifiesta al mundo que no quiere heredar guerras, que busca una Europa futura en paz, con una convivencia sana y equilibrada.
García Magán aprovechó su presencia en el acto para dirigir unas palabras al alumnado y recordar la implicación «de la Iglesia en el camino de la paz», su denuncia del uso de la guerra y de las armas en la búsqueda de soluciones de los conflictos entre distintos países.
Por su parte, los alumnos leyeron un manifiesto de repulsa y pusieron el acento en la dolorosa situación de las familias ucranianas. «Somos conscientes de que, chicos como nosotros están siendo armados para luchar hasta la muerte. Madres como las nuestras están huyendo con sus hijos sin apenas nada, sin futuro, sin saber a dónde ir y con la tristeza de dejar atrás a sus esposos, padres, hermanos... sin saber si algún día los volverán a ver».
Por este motivo, todos los jóvenes concentrados consideran que el único camino posible es una Europa sin guerras, un mundo respetuoso y en paz con una sana convivencia «entre pueblos». A continuación, García Magán rezó el ángelus y bendijo a los presentes antes de que finalizase el acto.
«Hemos sido convocados por el Papa este miércoles de ceniza a una oración de paz y nos parecía buena idea hacer un pequeño acto aquí», explicó Francisco Rodríguez, jefe de estudios del colegio Divina Pastora, con los jóvenes manifestando su oposición a lo que está ocurriendo desde hace días en Ucrania.
En este caso, Rodríguez apuntó que los alumnos se encuentran «muy impactados» por este conflicto y el tema sale en clase, en corrillos y en muchas de las conversaciones. «No entienden cómo están estudiando la Segunda Guerra Mundial y ahora se repite un conflicto tan grave». El jefe de estudios tiene claro que los jóvenes están viviendo estos días de guerra en Ucrania «con preocupación», a pesar de la distancia, pero, sobre todo, «con extrañeza» porque les resulta inverosímil el estallido de un conflicto armado «en pleno siglo XXI».
Los alumnos de Divina Pastora seguirán de cerca las noticias que lleguen de Ucrania y no se cansarán de pedir paz y entendimiento para que se bajen las armas y Ucrania pueda vivir con normalidad, sin miedo, sin muertos, sin hambrunas y sin los desastres que puede provocar Rusia.