Piedraescrita: en nombre de la cerámica

J.Moreno
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El investigador Miguel Méndez-Cabeza identifica por primera vez la autoría de un panel de cerámica de la iglesia de Piedraescrita. Atribuye la pieza al ilustre Juan Fernández

Piedraescrita: en nombre de la cerámica

El médico e investigador Miguel Méndez-Cabeza regresó el día 1 a la iglesia de Piedraescrita. Protagonizaba entonces una de las dos charlas sobre el patrimonio del Valle de Gévalo, un territorio de 13.700 hectáreas formado por Robledo del Mazo y sus cuatro pedanías (Las Hunfrías, Navaltoril, Robledillo y Piedraescrita). Junto con él, el conservador Antonio Perla desgranaba las peculiaridades de la costosa restauración de la azulejería del templo, un tesoro de la cerámica talaverana de los siglos XVI y XVII.

Pues esa visita desencadenó un artículo publicado por Méndez-Cabeza el día 5 en su bitácora sobre Talavera y los municipios de alrededor. El investigador aportaba la autoría de un panel en concreto del conjunto: Juan Fernández. La anonimia encarcelaba el estudio de esa plétora de azulejos que limpiaron y ordenaron el profesor Antonio Perla y su equipo. Ahora, Miguel localizó el anagrama de Juan Fernández en uno de ellos y lo cotejó con el de la iglesia de Candeleda (Ávila), enclavada en la comarca del Valle del Tiétar, caracterizada por la abundancia de ejemplos de producción talaverana.

La balaustrada con formas vegetales calca la de Candeleda. Se refiere al panel jareño que representa la visita de la Virgen a Santa Isabel y al abulense de la Santa Cena. «Es evidente que son de la misma mano», indica a este diario por la similitud del pliegue de los vestidos y la disposición de los árboles el también médico, quien aterrizó en la cercana Torrecilla de la Jara como primer destino profesional.

Miguel, de 66 años, confía ciegamente en que la comparación sirva como metodología para identificar los autores. «Se trata de la comparación de todas estas obras entre sí por sus motivos y recursos decorativos, especialmente los colores, tanto en las figuras representadas como en los azulejos de repetición con sus variados motivos geométricos y vegetales. Ese cotejo de imágenes puede sin duda ayudar a identificar a los autores, pues se crearían así grupos de obras que se pueden asignar con mayor o menor certeza a un autor determinado para, con investigaciones documentales posteriores, ir asignando el nombre del artesano concreto a cada uno de esos grupos de obras», propone en el artículo quien promovió junto con Miguel Ángel Sánchez el movimiento en defensa del río Tajo.

Méndez-Cabeza sugiere también en el artículo el vínculo entre la producción jareña y la famosísima de El Escorial. «La escena de la iglesia jareña está además flanqueada por azulejos que representan el famoso florón con el que Juan Fernández decoró los arrimaderos de El Escorial y otros palacios reales, aunque añade el color amarillo y el anaranjado a ese mismo diseño en azul y blanco que es más frecuente en los arrimaderos del gran monasterio», expone sobre el maestro azulejero de Felipe II.

El conjunto cerámico de la iglesia de Piedraescrita pertenece a diferentes autores y a épocas distintas, pero todo concentrado entre el siglo XVI y XVII. La devoción, que continúa, por la Virgen de Piedraescrita arropó de cerámica de Talavera un templo orillado, lindante con la provincia de Ciudad Real. «Creo que con mi hallazgo queda confirmada la presencia de la obra de Juan Fernández en Piedraescrita», presume Miguel Méndez-Cabeza en el cierre del artículo.