Toledo en Corpus es bonito con sol, lluvia o nieve. Las pruebas son más que evidentes. La amenaza de lluvia que acechó a la ciudad durante todo este miércoles no sirvió para frenar a los toledanos y otros visitantes a que se olvidaran del tradicional paseo nocturno por el recorrido procesional. Toledo estaba lleno de fieles que no querían perderse una ciudad condecorada con su mejor gala.

Es cierto que en las últimas horas de la tarde hubo tramos en los que salió el Sol, lo que facilitó que algunos indecisos dieran el paso definitivo para asaltar las calles del Casco Histórico. Pero la cuestión es que sea cual sea el tiempo, la víspera del Corpus es una de esas citas que nadie se quiere perder. El plan es perfecto. Un vistazo a los gigantones y cabezudos, pausa para hidratarse y reponer fuerzas en algún local de hostelería del Casco -siempre y cuando se pueda encontrar un hueco-, cita con el pertiguero y un último brindis a la decoración de una ciudad que si en su Día Grande se dice que brilla más que el Sol, en la noche anterior reluce más que la Luna o las estrellas.

De hecho, los atractivos de ese paseo son innumerables, desde el patrimonio natural de la ciudad, pasando por los 33 patios que se abrieron anoche al público hasta las 22:00 horas y terminando por el colorido que conforma la ornamentación floral que realiza la Asociación Provincial de Floristas por todo el Casco Histórico. Difícil de explicar con palabras. 

Toledo se llena de visitantes en la víspera del Corpus.La imagen de las calles estrechas de la ciudad repletas de viandantes quizás es algo habitual en las últimas fechas, dadas las estadísticas del turismo, pero la sensación es otra. Que calles como Navarro Ledesma o Santa Isabel tengan tanto movimiento pasada la medianoche hacen vibrar a una ciudad que siente como palpita, que está viva.