Un lugar en el mundo en el que la historia comenzó a escribirse en muros de piedra. Entre romanos, visigodos y militares, en Toledo resaltaba un monumento por encima del resto. Algo emblemático, su Alcázar. En él se han proyectado miles de batallas, para que este fin de semana sean los propios toledanos los que vislumbren su emblemática fachada de Covarrubias con el objetivo de rememorar y sentir el arraigo de una ciudad coronada por innumerables reyes. Entre los miles de asistentes al evento se encontraban la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, y el presidente de la Junta de Comunidades, Emiliano García-Page, que no quisieron perdérselo. Ambos coincidieron en que el lugar elegido para la proyección principal es inmejorable, recalcando García-Page en que «hay pocos espacios públicos en España con tantos siglos de historia como este». Por su parte, Milagros Tolón recordó lo difícil que ha sido tomar la decisión de esta sede «desde el punto de vista técnico», pero considera que «es una oportunidad única para que Toledo se siga exportando al mundo».

El espectáculo que tiene su sede principal  en la Fachada de Covarrubias del Alcázar, quiere transmitir a los espectadores el origen de una ciudad diferente al resto, una ciudad que desde el principio de los tiempos daría que hablar, por sus valores y por su belleza, por todo lo que significa la palabra Toledo. Por ello mismo, la temática principal de esta edición se basa en las ciudades con las que Toledo ha establecido un vínculo de hermandad a lo largo de la historia, como es el caso de Toledo Ohio (EEUU), con la que se unieron relaciones en 1931, siendo el primer hermanamiento entre ciudades del mundo. Este show está acompañado por ‘Atmósfera’, una rama de ‘Luz Toledo 2018’ que se extiende hasta la Plaza de Zocodover para mostrar un escenario onírico, aquello que se refiere a las imágenes o sucesos que uno siente mientras duerme, a través de una proyección compuesta de luz, láser y niebla. Esta parte del guión se visualizará en una de las plazas más emblemáticas de la ciudad cada 20 minutos, para coincidir así con los descansos entre pase y pase del edificio del Alcázar.