Ya va por 117. En los últimos días, Christian López ha incrementado su lista de récords Guinness con dos nuevos y cuatro que ha conseguido recuperar tras habérselos arrebatado. Uno de ellos se ha viralizado con motivo de la semana del Orgullo, el de los 100 metros corriendo con tacones de aguja. Más allá de lo atractivo del reto, el atleta de Cabañas de la Sagra reconoce que no ha sido sencillo conseguirlo.
«Al principio apenas bajaba de 17 segundos porque no podía estar ni cinco minutos, tenía que parar los entrenamientos», reconoce. Al final, ha conseguido apoderarse del récord con un registro de 12.82. «Ha sido un camino tortuoso, pero fui mejorando la técnica, plantando la punta de los dedos hasta lograrlo», añade el toledano. La organización le pedía unos tacones con una altura mayor a 7,5 centímetros y un ancho que no superarse los 1,5 centímetros. Lo tenía el alemán Andre Ortolf, con 14.02.
Pero este no ha sido el único récord nuevo que ha añadido a su currículum. Guinness World Records le ha validado también el de los 100 metros más rápidos con un balón saltarín con agarre en su parte superior. Hacía más de veinte años que nadie batía a Ashrita Furman, con 30 segundos largos. Christian López lo ha logrado con 29.91.
Por lo demás, el corredor de Cabañas de la Sagra también ha celebrado otras cuatro validaciones de desafíos que había logrado en su día y que le habían quitado después. Por ejemplo, el de los 50 metros más rápidos corriendo hacia atrás con aletas de natación. Andre Ortolf había rebajado el tiempo conseguido por el toledano en una calle de Torrijos (9.02), aunque ahora lo ha recuperado con un registro de 8.82.
Asimismo, Christian tiene de nuevo el de los 50 metros más rápidos con los ojos vendados, con 5.77, mientras que ha conseguido la validación del récord de los 100 metros más rápidos con aletas de natación, gracias a un gran tiempo de 11.26, que supone el mejor de la distancia. Y es que, también tiene de nuevo el de los 100 metros corriendo con unas esposas en las manos (11.91).
De cara a este verano, el toledano está entrenando un Guinness que requiere de un gran esfuerzo. Se quiere atrever con el récord de los 100 metros empujando un coche desde la parte de atrás. «Es un reto agónico, más que las escaleras o correr hacia atrás, pues las pulsaciones se disparan por encima de 180 nada más empezar», explica.