Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Banlieues y diáspora en la globalización

13/07/2023

De vez en cuando, nos llegan noticias de revueltas y disturbios en les banlieus, señalados por la marginalidad, la discriminación y la violencia. Nos preocupan por un tiempo, hasta que otro asunto, sin que este haya disminuido su gravedad o intensidad, nos atrae y aleja nuestra atención. Hay mucho de lo que estar pendiente, ya que nos ofrecen conectada la actividad completa del mundo y todo es poco para calmar nuestra insaciable sed de nuevos e inmediatos acontecimientos.
En un mundo postmoderno global, omnicomprensivo en todos sus aspectos, teóricamente no debería haber espacio para alteridades enfrentadas ni para marginalidades sin sentido, pero esa globalización nos descubre que la inclusión, en muchas ocasiones, es un proceso ilusorio y los márgenes, que sumen personas y países en la pobreza sin esperanza, tienen que luchar para estar representados en la escena mundial y poder contar sus propias historias.
Este fenómeno es materia de investigación para los especialistas en relaciones internacionales particularmente interesados en la realidad de las personas desplazadas de su lugar de origen. De hecho, académicamente se emplea la noción de diáspora, termino acuñado por Steven Vertovec, para analizar la violencia de los exilios impuestos y para tomar conciencia objetiva de la situación de esas personas, así como del desarrollo de identidades ligadas al proceso de globalización de las sociedades contemporáneas en los márgenes del sistema de la sociedad-red de Manuel Castells. Una red de caminos sólidos por los que se ven obligados a circular, a modo de fluido, personas, ideas o cosas, nos diría Jesús Ibáñez.
Aunque tratemos de caracterizar a la sociedad contemporánea por la desterritorialización política, la deslocalización económica, la desidentificación cultural, la desordenación poblacional y la pérdida etnográfica, lo cierto es que en los márgenes del sistema quedan restos que pugnan por ser reconocidos e identificados.
Son estos restos, fundamentalmente, el caso de personas que, a pesar de la desaparición progresiva de las fronteras físicas, no son bien acogidas. Son el símbolo de la migración actual que nos desvelan como la razón de su huida es escapar de condiciones de atraso para la dignidad humana. La diáspora académica trata de conocer su proceso de degeneración y su resurgir como líquido cristalizado en la sociedad-red con tres dimensiones singulares. Una física, pues son comunidades con origen geográfico compartido y un territorio de destino. Una social, ya que generan conciencia de rechazo y discriminación del territorio de destino, así como una conciencia de reconocimiento y necesidad de hacer valer su historia y su identidad. Y una dimensión comunitaria que genera nuevas identidades, diferentes a las de su origen, y que se consolidan en el panorama mundial como etnopaisaje.
Nuevas identidades que repercuten en la estabilidad del sistema y en la armonía de la convivencia, en cuanto que sirven para la sociabilidad de los 'perdedores radicales' frutos de la violencia estructural o represiva, incitándoles a la frustración y a la agresión