Laureles a la Educación Artística

J. Monroy
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La Junta de Comunidades premia hoy a Marta Fernández, maestra de Música en el colegio Jaime de Foxa, por su labor con los alumnos de este centro

Laureles a la Educación Artística - Foto: David Pérez

La elaboración de un disco para concienciar a los niños de los problemas de la piratería musical, nada menos que dos musicales y un documental para reivindicar la Música como asignatura en respuesta a la Lomce son algunas de las actividades que los alumnos del Jaime de Foxá, del Polígono, han realizado durante los últimos años. Pocos colegios pueden presumir de que sus niños realicen tantas, tan originales y tan buenas actividades musicales. Quizás esa sea la causa de que la Consejería de Educación premie hoy en Motilla del Palancar a su maestra de Música, Marta Fernández Moreno, en el marco del Día de la Enseñanza.

Un galardón inesperado, confiesa, que le comunicó el propio consejero, Ángel Felpeto, en una llamada en la que no pudo aguantar las lágrimas de la emoción. Más calmada, explica que «una de las cosas que me agradan de este premio es saber que han premiado la Educación Artística, más que mi labor, porque es un área tan apagada el currículum, con tantos compañeros que están trabajando en condiciones tan lamentables, que no pueden desarrollar el área como se merece».

Marta estudió de niña en el colegio Juan de Padilla, no muy lejos del Foxá, para después continuar en el instituto Alfonso X, mientras cursaba estudios paralelos en el conservatorio Jacinto Guerrero. Hizo Magisterio en Toledo y aquí también se sacó la plaza. Estuvo unos años trabajando en Argés, Yeles, Guadamur y Cobeja, hasta que se pudo acercar al Jaime de Foxá. Hace ya ocho cursos de eso, tiempo en el que le ha dado tiempo, incluso, a despedir a promociones que iniciaron la Primaria con ella.

Quizás la confianza y la motivación que da a alumnos y profesores conocerse durante tantos años hayan ayudado a sacar adelante los proyectos tan diferentes, que han facilitado este premio. Eso, y el apoyo incondicional de dos Equipos Directivos en el centro y la colaboración de los propios padres.

Porque el primero de los proyectos destacados, explica Marta, surgió de la colaboración del entonces padre de alumno, ahora amigo, Antonio Quintana, productor y técnico musical. Él aportó su estudio profesional y su experiencia, «que está a años luz de lo podríamos conseguir». Quintana estaba preocupado al ver descargar música a su hijo, y quería concienciarlo contra la piratería y el daño que se hacía a la industria musical. De ahí surgió el proyecto La Banda Solidaria (LBS), que tenía el lema «contra la piratería, un trabajo solidario». Básicamente, en el colegio crearon una ‘compañía’ con los alumnos, para grabar un disco desde el inicio al final, con departamentos como publicidad, merchandising, letras, diseño gráfico o su propio departamento de comunicación. De ahí salió un disco con doce canciones, temas elegidos con letra propia. Hicieron hasta camisetas de publicidad, y se presentó el disco a los padres. Pero, lo importante, es que los niños se concienciaron de todo el trabajo que lleva una elaboración musical, para que «por lo menos, cuando dieran al botoncito de descarga, se acordaran de todo este trabajo».

Aquel fue solo un primer proyecto, que sirvió de acicate para continuar. Al año siguiente, fue un musical con las canciones de Marisol. Los niños escogieron sus temas y cambiaron sus letras para hilar una historia. También colaboraron los padres, con los vestuarios y decorados. De forma que al final el trabajo se presentó en el teatro de Rojas.

Sin embargo, entonces llegó la Lomce, «y el gran disgusto de ver que la Educación artística quedaba relegada a una asignatura optativa, en la que se podía elegir entre ella y un segundo idioma». Marta tuvo «la desdicha» de tener que escuchar al ministro Wert «que la Educación Artística despistaba». En respuesta, el colegio inició la elaboración de un documental, en reivindicación de la música. Padres, alumnos y profesores iniciaron un trabajo que contó con entrevistas a Ara Malikian, Kepa Junkera, Ana Alcaide, Jero Romero o Antonio García de Diego; también los niños, hablando de música. Salió un documental de 45 minutos, que se llegó a presentar en el CiBRA. Quizás este premio pueda ser un empujón para una mejor producción y una distribución del documental, «una idea que aún está ahí».

Después llegaría otro musical, más ambicioso, con canciones propias, y la participación de padres como intérpretes. Fue un gran trabajo de coordinación. El musical ¡Qué jóvenes mayores! trataba la situación de una residencia de mayores, donde los niños hacían de ancianos y los padres de jóvenes. También se presentó en el Rojas, sala Thalía y cuantos colegios lo reclamaron.

¿Y próximos proyectos? Marta se declara en un momento de tranquilidad, para a continuación reconocer lo a menudo que le vienen proyectos a la cabeza, y desvelar el trabajo que está haciendo, con el Centro Regional de Profesores, para sacar de las aulas los proyectos musicales. La última actuación, junto al instituto Galiana, fue en el auditorio de Caja Rural, por el Día de la Discapacidad.

Afortunadamente, apunta Marta, cuando sus alumnos acaban Primaria tienen en Toledo otras opciones de continuar estudiando música, en lugares como el Instituto Princesa Galiana, y su Bachillerato de Artes Escénicas, Música y Danza, algo «importante» para la ciudad.