Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


La Casa de los canónigos

20/10/2023

La Casa de los canónigos no se ha hundido por la lluvia y el viento, sino gracias a la desidia de años y años de dejadez y abandono. Decenios de clamar en el desierto, de que se sucedan corporaciones municipales, más que impotentes, incapaces. Más allá de su simbolismo histórico y cultural, más allá de su impronta en la silueta de la ciudad y el Tajo que Wyngaerde y Cliford retrataron, ya desguazada irremediablemente, la Casa de los canónigos siempre me ha parecido la mejor metáfora de una ciudad que hace tiempo se perdió el respeto. Una ciudad, y más si estás en tierra de nadie, en la frontera de ningún sitio, no se puede perder el respeto como lo ha hecho y hace Talavera de la Reina. Una ciudad incapaz de tomar las riendas de su tiempo y de su situación, a la que se le caen los elementos más señeros de su patrimonio, como la Casa de los canónigos, o el puente del Bárrago, que se permite el lujo de mantener con las tripas abiertas los Jardines del Prado, que ve cómo se convierten en ruinas calles emblemáticas como San Sebastián, Hospital, Tinte…; mientras se alientan operaciones setenteras y especulativas como un bloque de pisos junto a la Colegial, hurgando en la muralla y los templos romanos; o se pretende derribar lo que queda del convento de los Franciscanos en la plaza de los Descalzos, junto al mejor ejemplo de mudéjar –la iglesia de Santiago–, para levantar, cómo no, otro bloque de pisos. Que es incapaz de edificar un museo de sus antiguas tierras, incapaz de sacar a la luz su foro y trama urbana romana, incapaz de mantener liderazgo y defensa de los intereses de la propia ciudad y de sus pueblos, esquinados y vaciados. La Casa de los canónigos como metáfora de una ciudad que se supedita y limita; que acata mantenerse en la tercera división dictada tanto por las políticas de Toledo y las sumisas y genuflexas de aquí, como por la aquiescencia pastueña que nos caracteriza.