La enigmática presencia de Luis Martínez del Río

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El catedrático de Bellas Artes de la Complutense expone en el Círculo de Arte hasta el próximo 30 de julio. Ofrece una serie de representaciones escultóricas en las que reflexiona sobre la psique del individuo

La enigmática presencia de Luis Martínez del Río - Foto: Víctor Ballesteros

El Círculo de Arte de Toledo acoge, hasta el próximo 30 de julio, una exposición de esculturas del artista Luis Jaime Martínez del Río, doctor en Bellas Artes y catedrático de la Universidad Complutense. Se trata de una recopilación de personajes creados en napa y cuero, vestidos de seda, celados, dotados de suaves transparencias y apariencias ignotas cuya espesura corporal nos sitúa más allá del universal ingenuo del naturalismo convencional. Son presencias de una corporeidad subyugadora, con importante carga expresiva. Se trata de obras del dominio de lo orgánico, dotadas de un gran simbolismo evocativo, entidades materiales de lo inmaterial, una reveladora unión de lo anímico transmutada en cuerpo físico.

Las piezas de Martínez del Río responden a un auténtico pensamiento escultórico, capaz de convertir los hechos psíquicos en formas que, en este caso, afirman una entidad irrefutable. Cada pieza congrega un trance, una idea de interioridad, una carga de misterio que pone de manifiesto no solamente la intención interrogativa del artista, sino también la proyección inconsciente de muchos de nosotros. En estas obras es evidente una presencia de lo inmóvil que condensa múltiples símbolos de la conciencia cuando se comunica consigo misma y con la de los demás.

Luis Jaime Martínez del Río ha participado en multitud de exposiciones individuales y colectivas en España e Italia. No obstante, un breve repaso de su larga trayectoria permite apreciar un enclave recurrente dentro de su actividad: la ciudad de Valladolid. En ella obtuvo el primer premio del Certamen Nacional de 1975 y a sus espléndidas salas de exposiciones regresa cuando se lo permite su trabajo.
Toledo también ocupa un lugar dentro de la larga nómina de reconocimientos acumulados por este artista. Fue hace poco más de veinticinco años, en el marco de una de esas bienales del Tajo que hace tanto tiempo que no se repiten en esta ciudad.