«Lo importante es dejar hablar de Dios y empezar a hablar con Dios»

J. Guayerbas
-

Natural de Madrid, Juan Manuel Cotelo, se licencia en Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra desde donde da el salto a la televisión como redactor, para más tarde ocupar cargos de responsabilidad y probar con otras facetas.

Juan Manuel Cotelo en un fotograma de 'Tierra de María'. - Foto: LT

El Festival Internacional del Cine y la Palabra (CIBRA) proyectó el lunes en primicia el último trabajo cinematográfico del polifacético Juan Manuel Cotelo. El Teatro de Rojas alzó el telón al séptimo arte para preestrenar el largometraje documental que llegará a los cines el próximo 5 de diciembre. ‘Tierra de María’ llega para seguir la estela de ‘La última cima’, con la que el director estrenó en 15 países, llegando a ser número uno en recaudación por copia en España durante 6 meses en cartel. Cotelo comparte con La Tribuna su particular visión del arte cinematográfico al servicio de la nueva evangelización, con una apuesta decidida para romper prejuicios sobre la Iglesia y la figura de Dios.

Su última película llega avalada por el éxito de crítica y público de ‘La última cima’, ¿cómo ha afrontado este nuevo proyecto cinematográfico ‘Tierra de María’?

Con la misma ilusión de siempre, confiando en que cada espectador salga entusiasmado, no sólo por el rato agradable que ha pasado en el cine, sino por las perspectivas esperanzadoras que la película propone para su vida.

Testimonios reales y ficción, ¿considera la película una investigación para recuperar a Dios en la sociedad actual?

Toda la película es una invitación a perder el miedo a conocer la verdad sobre Dios, no desde el punto de vista teórico, sino cien por cien práctico y concreto, aplicado a cada espectador, a toda persona. La pregunta fundamental es: ¿qué relación puedo tener yo con Dios, qué relación tiene Él conmigo? Si la respuesta no es personal, individual, entonces Dios es un concepto. Pero si es alguien vivo, cercano, bueno, compasivo, enamorado de todos y cada uno de nosotros, que tiene capacidad real de sanar las heridas del corazón, con una eficacia incomparablemente superior a cualquier otra receta... entonces merece la pena perder el miedo a conocerle y hablarle, superando prejuicios y temores infundados.

Habla de recetas de Dios que mejoran la vida, y de aquellos que consideran a los católicos del siglo XXI ‘bichos extraños’, ¿es su película una de esas recetas que facilitan el encuentro espiritual con Dios frente a las ‘amenazas’ del laicismo?

Insisto en la misma idea. Lo importante es dejar de hablar de Dios y empezar a hablar con Dios. Hemos de dejar de convertir a Dios en un asunto de discusión o debate, en un cliché para clasificar a las personas. Dinamitemos esa división absurda y resolvamos el asunto, en la práctica. Cada uno, en su propia vida, puede poner a prueba el amor de Dios, compartiendo con Él las dificultades, dudas, temores de la vida. Solamente de ese modo, con una cita íntima con Dios, y con una práctica de las recetas de Jesucristo, dejamos de perder el tiempo.

El largometraje pone de manifiesto que existen millones de personas que aún viven con Dios, y les va bien, son felices, ¿usted es feliz?

Muy feliz, no puedo ni quiero negarlo. Felicísimo, por muchos motivos. Esa felicidad no nace de una ausencia total de dificultades o problemas en la vida. Es una felicidad compatible con toda la fragilidad humana. No es la felicidad de los ángeles ni de seres inmateriales. Es la felicidad de saberse amado, perdonado, deseado, tal como soy, no como podría ser. Es la felicidad de saber que la vida no es absurda, que no es el paso por el ‘algo’, para regresar de nuevo a la ‘nada’. Es la felicidad que viene de constatar que amar es posible en toda circunstancia, cada día, y que en el amor nos jugamos la verdad de nuestra vida. Se puede amar siendo rico o pobre, sano o enfermo, listo o tonto, joven o viejo. Hoy puedo amar y, cuando amo y acepto el amor que recibo, soy muy feliz, realmente feliz, aunque me duelan las muelas. Es una felicidad apta para todos los públicos.

Dos horas de ficción y realidad, comedia, misterio y drama, ¿cómo la vida misma?

Sí, la vida de cualquier persona atraviesa por todos los géneros, antes o después. Y en toda circunstancia, el reto es siempre el mismo: amar, hoy, a quien tenga delante, tanto si me divierto como si sufro, tanto si tengo miedo como si estoy tranquilo. El amor es compatible con todas las situaciones de la vida.

Por último, viendo su compromiso con la Iglesia, ¿cree que el Evangelio es un tema de actualidad?

El Evangelio es tan actual, necesario y urgente, hoy, como lo fue hace dos mil años, cuando muy poquitas personas conocían a Jesucristo. La actualidad del Evangelio es la misma que la del amor. Es especialmente importante, allá donde menos se conoce y menos se vive.