La brecha geográfica entre norte y sur en España no solo se acrecienta en los aspectos económicos y sociales de ambas mitades, sino que la diferencia entre las dos Españas también existe en el plano educativo, y en todos los niveles, desde el período preinfantil de 0 a 3 años hasta la etapa universitaria.
De hecho, uno de los indicadores educativos del informe sobre la enseñanza nacional de las fundaciones Ramón Areces y la Europea Sociedad y Educación reflejan una gran disparidad regional en estudios universitarios y de FP superior. Mientras en Extremadura solo el 32 por ciento de la población cuenta con título de este nivel, en el País Vasco ese porcentaje se eleva hasta el 56 por ciento.
Lo mismo sucede en la matrícula del rango más inferior, la de 0 a 2 años. En este caso, la Comunidad de Madrid, por ejemplo, duplica el número de niños escolarizados que Canarias.
En este sentido, el estudio hace especial hincapié en intentar reducir esta disparidad educativa entre los distintos territorios de España y propone avanzar hacia una mayor convergencia, así como dirigir los esfuerzos, especialmente, a las autonomías que cuentan con un peor rendimiento.
En el tramo más corto, el referido a la escolarización de 0 a 2 años, el estudio observa grandes contrastes entre comunidades o ciudades autónomas. Las tasas más elevadas vuelven a estar en el País Vasco, con un 53,8 por ciento de matriculas, por delante de Madrid (51,7 por ciento) y La Rioja (50,6), frente a los índices más bajos registrados en Ceuta (21,4 por ciento), Murcia (21,7) y Canarias (25,1 por ciento). A pesar de ello, la investigación destaca que en la última década ha habido avances importantes en todas las regiones, incluidas las del sur de España.
En el caso de la Educación Secundaria sucede lo mismo que con el resto de etapas educativas. Así, la región de Murcia vuelve a liderar el ranking con el 11,7 por ciento de los alumnos, por delante de Castilla-La Mancha y Andalucía (ambas con un 10,5 por ciento), Melilla (9,5) y la Comunidad Valenciana (8,1).
En el lado contrario, vuelven a colocarse otra vez los territorios del norte del país, con Cataluña a la cabeza, con solo un 2,2 por ciento, seguida de Aragón (2,4 por ciento), y Asturias y Galicia, que empatan con un escaso 2,5 por ciento cada una.
De esta manera, la variabilidad entre Cataluña y Murcia en el porcentaje de alumnado de 12 años que no está en el curso que le corresponde por su edad es de casi 10 puntos porcentuales, una diferencia que se hace aún mayor en los estudiantes de 15 años de ambos territorios, y que alcanza hasta los 17 puntos.
Un caso paradigmático
Asimismo, hay una notable disparidad en educación terciaria, es decir, FP de Grado Superior y Universidad. En este supuesto, la mayor proporción de estos titulados se da en el País Vasco (56,4 por ciento) y, en el polo opuesto, solo el 32 por ciento de los extremeños terminó sus estudios superiores. Además, se da la circunstancia que en el caso de los alumnos de esta comunidad interior la mitad de los menores en edad de estudiar (48,3 por ciento) no tiene la enseñanza obligatoria, más allá de la Secundaria de primera etapa (los tres primeros cursos de la ESO).
Precisamente, Cataluña es la comunidad en la que más ha crecido el porcentaje de la población con estudios terciarios en los últimos 10 años, del 32,8 por ciento que se registró en 2012 al 44,7 por ciento en 2022.
Por ello, los expertos educativos coinciden en la necesidad de orientar las políticas de enseñanza a la mejora de resultados en todo el territorio nacional y dirigir los esfuerzos, especialmente, a aquellas comunidades y áreas donde el rendimiento es más bajo del habitual.