Tres huellas junto al cadáver de José María cercan a Marian

J.Moreno
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Criminalística de la Guardia Civil halló rastros de manos del principal acusado en la pared de la casa de la calle Matadero, a aproximadamente medio metro del cuerpo de la víctima

Tres huellas junto al cadáver de José María cercan a Marian - Foto: ISMAEL HERRERO

Las investigaciones de los crímenes deben desentrañar nudos de silencio y confirmar los rumores que circulan por pueblos como San Pablo de los Montes. Los testigos se apoyaban ayer abundantemente en la segunda sesión del juicio en habladurías que corren como la pólvora en las comunidades pequeñas. Lo que sí resulta indubitable es la prueba de las huellas encontradas por la Guardia Civil en la casa de la víctima. Junto al cadáver de José María Sánchez Galán, el equipo de criminalística confirmó la presencia de tres huellas de Marian, el principal acusado.

El jefe del laboratorio de Criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil explicó que los investigadores hallaron nueve huellas en la casa de José María. Tres de ellas, descubiertas en la pared del pasillo, corresponden a Marian. Las manos del acusado de homicidio estuvieron muy cerca, a medio metro aproximadamente, del cadáver. «La persona está por detrás del cadáver a la altura de la cabeza», explicó el perito de la Benemérita. Se trata de una hipótesis porque la aparición de una huella confirma la presencia de un individuo, pero no la hora ni el día.

Marian había asegurado el lunes en su breve interrogatorio que estuvo en casa de José María, un cantero jubilado, unos días antes del crimen, sin precisar si cuatro o cinco, pero no ese 4 de octubre de 2020. El perito de la Guardia Civil aclaró que las huellas del principal acusado estaban frescas y se revelaron inmediatamente después de aplicar los reactivos.

En este sentido, opinó que Marian se encontraba agachado o de rodillas por la altura de la primera huella, a 65 centímetros del suelo, y no completamente erguido por las otra dos, a 85 centímetros.

El guardia civil, un veterano con 25 años en el servicio especializado, mencionó otras huellas localizadas de amigos de José María, pero no tenían el marchamo reciente de las de Marian. La limpieza o la humedad, por ejemplo, condicionan la duración de una huella.

El novio de una prima segunda de José María, Eduardo, halló el cadáver. Se extrañó de que el perro estuviera suelto, las puertas abiertas y las luces encendidas. Entró y vio el cuerpo de la víctima. Llamó a su pareja, esta a un vecino del finado y este último avisó al 112. Los tres formaron parte del pelotón de testigos citados para la segunda sesión. «Estoy nervioso», compartió Eduardo con la jueza, María Jiménez. El hombre vio cerca de la casa de José María, hacia la hora del crimen (10 de la noche), un coche modelo Volkswagen Passat de color verdoso. Pero ni él ni su pareja, que atisbó a dos individuos junto a la casa, identificaron a nadie. El jefe de la investigación explicó que un guardia civil había observado a los tres acusados con otros dos individuos en un vehículo similar una hora antes en Sonseca.

José María menudeaba con drogas, era confiado y recibía a los clientes en su casa, en la calle Matadero. Una cámara de una sucursal captó minutos después de la supuesta hora del crimen al vehículo en dirección a Retuerta del Bullaque (Ciudad Real). El mismo coche del que se desprendió días después Jesús Moreno 'El mosca'.