Eloy, el pintor, hacía un tiempo que no regresaba al pueblo de su esposa. Volvió el sábado. Abrió la puerta de la casa y pasó al patio. Allí contempló un limón extraordinario, un gigante que pesó dos kilos y expone en el bar del pensionista del pueblo para que los paisanos se asombren de tales dimensiones.

Así lo explicaba ayer a este diario Eloy Cabanillas, un pintor afincado en Leganés que acude frecuentemente a La Estrella para reencontrarse con la impagable vida de pueblo. Un cliente le regaló hace unos 15 años un ejemplar de limonero que prometía frutos gordos. Y, efectivamente, la naturaleza regala cada año piezas de un kilo o kilo y medio de peso. Pero el recogido del árbol el pasado sábado superó las previsiones: unas diez veces más pesado que los comunes.

Los vecinos de La Estrella esperan cada año la pesca de limones de Eloy. Este hombre de 64 años y cerca de la jubilación sorprendió ya hace unos años con un ejemplar similar que dejó expuesto en la carnicería del pueblo.

«Me encanta ir al pueblo. Llevo más de 30 años yendo», explica este hombre que reparó una casa vieja donde envejece ese limonero fecundo. «No lo cuido demasiado», apunta sobre un ejemplar de una variedad que posee una corteza especial. Los frutos gigantes huelen a limón, pero el uso más común se limita a la cáscara.

Eloy publicó inmediatamente en sus redes sociales el fruto y recibió un aluvión de reacciones. «Los dos limones se crían en La Estrella», escribió solamente con una fotografía elocuente suya, muy sonriente, con el ejemplar extraordinario y uno corriente. Menuda diferencia.