Que los locales de ocio nocturno permanezcan abiertos sin tener licencia municipal, como el propio Ayuntamiento de Murcia ha admitido que ocurría con las discotecas Teatre y Fonda Milagros, donde murieron 13 personas en un incendio el pasado domingo, es un hecho «más habitual de lo que se piensa», lamentan los expertos.
Es lo que explica, por ejemplo, Manuel Castellanos, abogado especialista en responsabilidad civil y seguros. A menudo, dice, «la administración es lenta o no tiene los medios suficientes» para perseguir estas infracciones y muchos empresarios «hacen caso omiso de las órdenes de cierre» y siguen facturando hasta ser sancionados porque prefieren pagar la multa a dejar de ingresar por su actividad.
Tras el incendio ocurrido en las discotecas Teatre, Fonda Milagros y Golden, situadas en la zona de ocio nocturno de Atalayas (Murcia), el Consistorio murciano informó de que las dos primeras carecían de licencia municipal y tenían una orden de cese de actividad desde enero de 2022.
A este respecto, otro especialista en derecho urbanístico, Tomás Ramón Fernández, coincide en que el hecho de que haya sitios que funcionen sin licencia no es una cosa nueva. «Si contáramos todos los locales que funcionan sin licencia, quedaríamos asustados», apunta.
Para Castellanos, una de las cosas que aparentemente falló en este trágico suceso es el Ayuntamiento en su «deber de vigilancia» para garantizar que los locales en cuestión no continuaban con su actividad tras ordenarse el cierre.
En su opinión, se trata de una evidente «dejación de funciones» por parte del Consistorio: «¿Cómo no va a saber usted lo que hacen sus administrados?», se pregunta el letrado, que preside la sección de Responsabilidad Civil y Seguro del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.
Esto le lleva a pensar que, cuando avance la investigación, ya en manos del juzgado de Instrucción número 3 de Murcia, que anunció la apertura de diligencias por 13 delitos de homicidio imprudente el martes, «algún funcionario» pueda acabar por sentarse en el banquillo como investigado, además de los empresarios.
Cree, además, Tomás Ramón Fernández, que se trata de que fallen «los mecanismos legales, falla la ejecución de los mecanismos legales». En este sentido, también considera que el la administración murciana tiene su parte de responsabilidad.
Faltas recurrentes
Un exceso del aforo permitido, extintores que no funcionan o salidas de emergencia que permanecen bloqueadas por obstáculos como mercancías son algunas de las faltas que más se repiten en los locales de ocio nocturno y que en alguna ocasión han propiciado desgracias.
Así, por ejemplo, el 1 de noviembre de 2012 cinco jóvenes perdieron la vida durante la noche de Halloween en el pabellón multiusos Madrid Arena al ser aplastadas por una avalancha humana en la que se vieron implicadas decenas de personas. Dos décadas antes, en 1990, 43 personas murieron en la discoteca Flying de Zaragoza por un incendio ocasionado por un cortocircuito.
Aunque la que aún es la mayor tragedia en una discoteca en España tuvo lugar en Madrid el 17 de diciembre de 1983, cuando un incendio originado tras las cortinas del escenario de la discoteca Alcalá 20 acabó con la vida de 81 personas, la mayoría de ellas jóvenes.
Sobre las infracciones que a veces se cometen en los locales de ocio nocturno, Castellanos comenta que en el mundo de la noche hay más «picaresca» por parte de los empresarios y, al tratarse de ambientes distendidos en los que la gente sale a divertirse, hay cierta tendencia a relajarse en el cumplimiento de las normas.
Además, opina que en este sector el público suele penalizar más el cierre temporal que en otros establecimientos, por lo que los que se dedican a ello intentan aguantar abiertos el mayor tiempo posible, aún cuando ello conlleve el incumplimiento de algunos requisitos.
En este sentido, el doctor en derecho Tomás Ramón Fernández ve deseable que los usuarios se muestren más críticos y, ante la sospecha de que la discoteca donde planean pasar la noche es una «instalación precaria», piensen «no entro porque, a lo mejor, si entro, no salgo», concluye.