Javier del Castillo

Javier del Castillo


24 deseos para el 24

02/01/2024

Desear: anhelar que acontezca o deje de acontecer algo, según el diccionario de la RAE. Pues, vayan desde aquí mis deseos para este 2024 que acabamos de estrenar. 
Que los políticos piensen más en el futuro de España que en el suyo propio. 
Que el gobierno y la oposición se pongan de acuerdo para algo más que cambiar la palabra «disminuidos» por «discapacitados» en la Constitución de 1978.
Que Sánchez deje de mentir y de buscar chivos expiatorios a los que endosar sus impresentables concesiones a Bildu y a los independentistas catalanes. 
Que García-Page siga defendiendo la Constitución y la igualdad ante la ley, sin caer en el halago y el servilismo de otros dirigentes socialistas.
Que Castilla-La Mancha reciba del Estado la financiación suficiente para atender los servicios sociales o que se le condone también la deuda, como a Cataluña. 
Que la cuesta de enero no sea demasiado empinada y que la difícil ascensión no deje a nadie tirado en el camino. 
Que Puigdemont diga que no volverá a hacer lo que hizo y deje de culpar a los demás de su intento de golpe de Estado. 
Que Otegi corra el próximo mes de julio los Sanfermines delante de los Miura, junto a la nueva corporación pamplonica.
Que Sigüenza (Guadalajara) sea declarada Patrimonio Mundial, con la ayuda inestimable de nuestro flamante embajador en la UNESCO, Miquel Iceta.
Que Óscar Puente mejore las infraestructuras y el transporte ferroviario, sin que se ofenda cuando alguien le pida explicaciones por cualquier incidencia.
Que Isabel Díaz Ayuso no se obsesione tanto con Sánchez y diversifique el contenido de sus discursos e intervenciones. 
Que Feijóo construya una estrategia mucho más sólida y eficaz, si quiere alcanzar la mayoría suficiente y sacar a Sánchez de la Moncloa. 
Un deseo compartido con todas las mises del mundo: que se acaben las guerras y haya paz en el planeta Tierra. 
Que la selección española de fútbol gane el próximo verano la Eurocopa, y que lo podamos celebrar, ya sin Rubiales, en buena armonía.   
Que la división y el enfrentamiento dejen paso al respeto por las ideas ajenas y a la tolerancia, que permitió recuperar la democracia y vacunarnos contra la dictadura.
Que los jueces españoles puedan trabajar libremente, al margen de las presiones partidistas.
Que se respete la Constitución y que se deje de atacar a las instituciones que sostienen nuestro actual sistema democrático.
Que se cumplan las sentencias de los tribunales de justicia y se acepten también aquellas que no nos gustan.
Que se alcance un pacto de Estado sobre la educación y la sanidad, que perdure al margen de partidos e ideologías.
Que se acabe la violencia machista.
Que la imagen de España en el exterior no se siga deteriorando por las broncas internas entre oposición y gobierno.     
Que las guerras en Ucrania y la Franja de Gaza terminen cuanto antes.
Que el Papa visite España, para que nadie piense que nos tiene manía.  
… Y que los embalses se llenen hasta arriba.