Un panel de expertos en infraestructura militar abordó las consecuencias de la crisis desatada por la invasión rusa de Ucrania, un conflicto abierto y para el que no se intuye un final pacífico en el corto plazo. «La guerra ha sido un shock, un golpe de realidad», aseguró el teniente general Fernando García, jefe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa durante la clausura de la primera jornada de la trigésima quinta edición del Seminario Internacional sobre Seguridad y Defensa.
«El paradigma de Occidente como garante de la paz ha desaparecido», aseguró García. La emergencia de China en el concierto internacional diluye una hegemonía que Estados Unidos ha disfrutado desde el final de la Guerra Fría.
La posición europea sobre el conflicto en Ucrania se mantiene sin apenas cambio desde el inicio de las hostilidades. Sin embargo, la prolongación del conflicto está generando los primeros síntomas de «hartazgo» en las sociedades de los estados más próximos al conflicto. La guerra ha manifestado sus efectos más lesivos en la pérdida de miles de vidas humanas; en el caso de los países más próximos al teatro de operaciones, ha provocado un puntual empeoramiento de las condiciones de vida para millones de ciudadanos. Para España, el coste más visible se ha materializado en un aumento de la inflación; además, a la contribución militar prestada se le adivina «un límite» si la contraofensiva ucraniana en marcha no concluye con el éxito proyectado.
El estallido de la guerra en Europa, una situación inédita desde la intervención de la OTAN en Kosovo en 1999, ha devuelto la presencia pública a los asuntos relacionados con lo militar. «Putin ha hecho mucho por la cultura de la defensa en España: hoy ya no se discute la necesidad de invertir».
La búsqueda de un acuerdo para la paz recorre las cancillerías del viejo continente, aunque los términos para un hipotético acuerdo varían de Moscú a Kiev. En cualquier caso, los aliados de Ucrania, entre los que se encuentra España, advierten de los riesgos de una victoria de Vladimir Putin. «Si Rusia gana esta guerra, en los próximos diez o quince años seguirá intentando anexionarse otros espacios que cree que forman parte de la Gran Rusia», asegura García.
Miguel Ángel Panduro, presidente de Hispasat, lamentó «la fragmentación de capacidades» en la industria militar europea. Antonio Colino, presidente de la Real Academia de Ingeniería, reivindicó la importancia del «agua y la energía» en la geoestrategia global.
ESPAÑA, POTENCIA MEDIA. García reclamó para España «ideas claras de nación y pactos de Estado» para blindar un papel exterior adecuado a su condición de potencia media «tecnológicamente desarrollada».
El responsable de la Defensa nacional se refirió al Magreb y el Sahel como el «patio trasero» para España, un motivo de «preocupación» por su peligroso potencial en los ámbitos de la inmigración ilegal y el terrorismo.