Era la madrugada del pasado 4 de septiembre el ruido de las sirenas de los camiones de bomberos rasgaba la madrugada de Carranque. Pasaban pocos minutos de las 03:30 horas y lo que se presumía en la noche de las fiestas se tornó en luto. El municipio, inmerso en sus fiestas, cambió el júbilo propio del día grande por los lamentos.

«Por la tarde celebramos la misa, el arzobispo había inaugurado las nuevas rejas que cubren el atrio del templo, iba a ser el día grande de la fiesta del Cristo de la Fe», declara aún conmovido Josué García, párroco de Carranque.

Aquella madrugada, fue el primero en llegar al templo, tras haber saltado la alarma, y encontrar aquella dantesca situación. No se podía hacer nada, solamente esperar la llegada de los bomberos del Consorcio que dieron por extinguido el incendio sobre 06:00 horas, acababa el fuego pero comenzaba la ardua tarea de reconstrucción del templo y de añorar los recuerdos. «Fue una tragedia», relata una vecina que describe como indescriptible lo vivido aquella noche, ante la desaparición de la talla del Cristo de la Fe y la Virgen de la Piedad. «A pesar del escaso valor económico de la talla, era nuestro Cristo, el de siempre, el de toda la vida; todos nuestros recuerdos en la iglesia se vinculan a él» sentencia. Una afección popular que sin duda ha contribuido al buen ritmo de recaudación de fondos que se está desarrollando.

Josué García, párroco de Carranque, sigue muy de cerca los trabajos de restauración. - Foto: Yolanda LanchaTal y como nos informa el propio párroco, a pesar de no existir daños estructurales graves, los daños ocasionados por el fuego en la techumbre y muros han llevado a tomar la decisión de realizar una remodelación integral del templo.

Permisos, revisiones por parte de organismos públicos y dependientes del Arzobispado de Toledo, donde se realizaron diferentes catas y no se encontró ningún patrimonio oculto, así como programar la restauración del templo y de las tallas dañadas. Carranque vio su Cristo de la Fe reducido a cenizas, al igual que las andas, la mesa, las escaleras, el estandarte y el bastón de mando. Sólo se pudieron recuperar las potencias, el INRI y los clavos de plata de las manos y de los pies.

El hollín tiznó de negro los muros del templo, el resto de imágenes; pero sobre todo el corazón y el recuerdo de los carranqueños que, ahora guardan algunas de las imágenes en sus casas esperando que sean restauradas y vueltas a ubicar en la iglesia parroquial de Santa María Magdalena.

Algunas de las tallas ya han sido rehabilitadas, otras aún esperan su turno. - Foto: Yolanda LanchaAhora los trabajos marchan a «muy buen ritmo». Unas tareas que comenzaron el pasado 24 de enero. Trabajos que actualmente se centran en el picado de las paredes, tras haber desmontado el falso techo de escayola y que avanzan con el único sustento de las aportaciones de los fieles. Hasta el momento han sido unos 100.000 euros que aún quedan lejos de los 166.000 que están presupuestados únicamente para la rehabilitación interior del templo. De momento las ayudas por parte de los organismos públicos no se han materializado, aunque según afirman «existe el firme compromiso de que llegue», por lo que conciertos, teatros o rifas, han sido las actividades han supuesto la aportación monetaria, así como los propios fieles «quienes han aportado la mayor parte de los donativos».

Desde la parroquia no se atreven a marcarse plazos, aunque los vecinos aseguran que «este año hay que celebrar las fiestas por todo lo alto» y entre risas cometan que antes de septiembre deben estar los trabajos terminados. Unas labores que con una duración que podría estimarse en unos cinco o seis meses.

Sea como fuere, para que los trabajos avancen y en paralelo a las mejoras que se van a implementar en el templo, como el sistema de iluminación o el nuevo aislante en el techo, mientras que se están limpiando y reparando las tallas dañadas, ya se han copiado las tallas de pueblos vecinos. «Gentilmente las parroquias de Añover de Tajo y El Viso de San Juan han accedido a que copiemos sus imágenes», relata Josué García. El párroco relata como con una técnica de vaciado de moldes tomados en silicona, se van a reproducir las dos tallas perdidas en el incendio. La imaginería se fabricará en fibra de vidrio, que el propio sacerdote califica como «indestructible», además de otros factores como la facilidad de producción, reproducción, manejo y transporte, así como en durabilidad a través del tiempo.