Toledo vive el verano más benigno de los últimos años

J. Monroy
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Es así a pesar de la pequeña ola de calor de dos días, en los que los mercurios han alcanzado los 41,5 grados

Toledo vive el verano más benigno de los últimos años - Foto: Yolanda Lancha

Después de varios veranos muy calurosos, que ya están comenzando en junio, este ha sorprendido por ser más fresco y húmedo, al menos a su inicio el pasado mes. Después, apunta el delegado en funciones de la Aemet en Castilla-La Mancha, el meteorólogo Ricardo Torrijo, ha habido algunos picos de calor, el más importante este lunes y martes, que parece que solo ha sido de dos días, porque está previsto que desde hoy «amainen bastante» las temperaturas. Habrá que aguardar a la próxima semana para ver si, como ha ocurrido otros años, es a finales de julio y principios de agosto cuando llegan los picos de calor pero, «de momento, acostumbrados a los últimos años, este está siendo un verano más benigno», a la espera de la evolución de agosto y los primeros días de septiembre, que también pueden ser calurosos.

En los últimos años la tendencia del verano ha sido ampliarse hacia el mes de junio. Es decir, las temperaturas han subido mucho a lo largo del año, pero especialmente en verano, y más en junio, que también ha sido en consecuencia cada vez más seco. En esta ocasión, no ha sido así. Sorprendentemente, el mes de junio comenzó más fresco de lo normal. Y como terminó mayo, comenzó con unas precipitaciones un tanto sorprendentes, después de la sequía tan larga que ha tenido buena parte de Castilla-La Mancha, en la que casi desde mediados de diciembre no llovía. Cierto que también a mediados y a finales de junio ya hubo algún día de calor, en que el 25 de junio Toledo llegó a los 39,9 grados, y Talavera y Oropesa a los 40.

Después julio también ha comenzado relativamente benigno. No han llegado más precipitaciones a Toledo, como sí lo han hecho al noroeste de la región, espacios como Molina de Aragón. Pero las temperaturas no estaban siendo excesivamente altas para la fecha a la que estamos, muy lejos de la media de las máximas de todo julio del pasado año, que fue de 39 grados.

Mini ola de calor. Hasta que en estos últimos días, lunes y martes sobre todo, ha llegado una ola de calor nacional, que en Castilla-La Mancha ha dejado datos sorprendentes, como los 44,3 grados de Villarrobledo, la segunda más alta de todo el país.

También destacaron este lunes los 41,5 grados de máxima y 24 de mínima del observatorio de Toledo, temperaturas más altas de la provincia, por encima de los 41,3 grados de Talavera de la Reina, 40,8 en Oropesa, 39,2 en Castillo de Bayuela, 40,5 en Mora (26 de mínima), 40,3 en Tembleque, 40 en Torrijos, 40 en Navahermosa y 38,7 en San Pablo de los Montes, datos todavía provisionales. Torrijo reconoce que este lunes ya ha habido temperaturas generalizadas por encima de los 40 grados en la provincia de Toledo, y este martes han bajado algo, aunque continuaba el aviso naranja en gran parte de la provincia. Pero «esperamos ya que a partir del miércoles, esa dorsal térmica, la entrada de aire cálido sahariano que en parte de la comunidad también está dejando algo de calima y partículas en suspensión, se vaya hacia el este, y ya para el jueves de momento no hay avisos para la provincia de Toledo, las temperaturas no superarían los 36 grados».

Estos 41,3 grados de Toledo en realidad no han sido una temperatura, de momento, excesivamente alta para este verano. En años anteriores ha habido olas de calores más extensos en el tiempo en Castilla-La Mancha, en las que se llegó a 44,2 grados en Toledo en agosto de 2021. La diferencia en esta ocasión no han sido solo los casi tres grados de diferencia, sino que solo ha sido un episodio de calor de dos días «y ya se ha pasado lo peor en Toledo», aunque el calor pueda dar algo más de guerra en el sudeste de la región.

Esta bonanza de lo que va de verano sorprende más si cabe, apunta Torrijo, porque la Aemet había previsto para los meses de julio, agosto y septiembre un verano posiblemente cálido y húmedo sobre todo en septiembre, o todo lo húmedo que pueda ser en Toledo.

A partir de ahí, apunta del delegado en funciones de la Aemet, parece más complicado hacer previsiones a largo plazo. Habrá que ver si la semana que viene vuelve el calor. Porque normalmente, explica, los últimos diez días de julio y los primeros de agosto suelen ser los más adversos, en los que durante muchos años se alcanza el pico de calor. Pero «estamos todavía muy lejos y habrá que ver cómo evoluciona la semana que viene».