Vuelta al ruedo para Luis Pasero en su presentación en Madrid

Mario Gómez / LAS VENTAS
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El casarrubiero da una vuelta al ruedo en el toro de su presentación con picadores en Las Ventas y saluda una ovación en su segundo. Quiso hacer las cosas bien pero se le protestó la colocación. Novillada variada de Casa de los Toreros y Montealto

Luis acero se presentó en Madrid ante un extraordinario novillo de Casa de los Toreros. - Foto: Plaza 1

Un reguero de camisetas del Real Madrid poblaban los alrededores de la Plaza de Toros de Las Ventas. Entre el blanco de la zamarras madridistas destacaba el color de los hábitos café con leche de las hermanas la Congregación de las Madres de los Desamparados y San José de la Montaña de Valencia. de Valencia, todo ello mientras que los oídos percibían el sonido del acento francés de los partidarios de Solal Calmet 'Solalito' que se daban cita para ver a su torero.

El tercero fue protestado de salida. Pasero no lo vio claro y perdió el capote impidiendo el saludo. Se le picó al relance y mucho, y tampoco se le colocó para el segundo intento. Todo a la contra. Cogió la muleta y se confió, y le confió al animal, y pareció que podía ser faena importante. Dos primeras tandas que hicieron desperezarse a Madrid toda vez que era el momento de cruzar la raya. Importante novillo de Casa de los Toreros ante el que dejó buenos muletazos y un cierre con gusto. Pinchó al primer intento y dejó una buena estocada al segundo, desatando una petición muy localizada por zonas que no fue atendida. Dio una vuelta al ruedo justa, pero que sabe a poco.

Ante el sexto, que salió con mucho ímpetu, Pasero no lo vio con el capote, incluso mostrándose inseguro y soltando el percal en algún momento. A punto estuvo de costar un percance en banderillas, por dos veces, el hecho de que Luis Henri Leal no cortase el novillo tras parear Rafa González. Pasero brindó al público y quiso limpiar los muletazos, trazando de uno en uno, pero sin terminar de cruzar la raya, y eso le costó las protestas. Mostró voluntad, pero anduvo algo acelerado en una faena sin continuidad que no tuvo conexión con el aficionado. Enterró el acero al primer envite y saludó una ovación por su cuenta de sus partidarios. Escuchó cariñosas palmas de despedida.

El coloradito primero salió suelto del capote, del caballo y del quite. Con esas, el aficionado, restó una mijita de confianza del envío de Casa Toreros. Sólo eran 3, pero fueron desiguales en presencia y comportamiento. En la muleta de Solalito, los bramidos constantes afearon un trasteo que pecó de inconstancia ante un animal rebrincado y reponedor, que se quedaba por bajo y se acostaba por el izquierdo. El francés quiso dibujar muletazos por el pitón derecho, pero con más intención que éxito, y saludó una ovación.

En el cuarto cambió el hierro y pareció cambiar el signo de la tarde. Más motor el de Montealto y un ceñido quite Jordi Pérez. Banderilleó Solalito y sirvió el tercio para ver qué el novillo se desplazaba con alegría, y quizá eso motivase al novillero a brindar al respetable. Y desde los medios se la ofreció por delante y aprovechó el movimiento del animal para encajarse. Faltó colocación y entre eso, y que el novillo soltaba la cara, la faena no tomó vuelo. Sin duda lo mejor, la estocada, en el sitio y de rápido efecto.

El segundo era feo y descarado. Con dos pitones de puntas acarameladas que no eran precisamente dulces. Desagradable en hechura y embestidas. Jordi Pérez 'El Niño de las Monjas' no terminó de acoplarse con el capote, y Pasero tuvo una toma de contacto en la que no terminó de verlo. El inicio con la muleta no fue malo, a pesar de que el animal pedía suavidad y Pérez le apretó demasiado. Cuando le dio distancia, el animal se venía, y con la inercia se tragaba la serie. Por el derecho se dejaba algo, por el izquierdo siempre era más complicado, y la ausencia de colocación no ayudaba. Lo mejor fueron las manoletinas de cierre. Con la espada pasó un quinario y recibió la reprobación del público y un aviso.

En el quinto, Pérez se fue a la puerta de toriles, y tras pasar paquete, el animal hizo caso omiso y no hubo larga cambiada. Cómo tampoco hubo saludo tras no recoger las embestidas del animal. Brindó al público Pérez y le dio un cambiado por la espalda. Elaboró una faena en la que siempre quiso redondear los muletazos por fuera de la M-30 y no detrás de la cadera. Diferentes velocidades incluso en una misma tanda ante un novillo que se vino a menos. Con la espada no estuvo certero y mostró cierta desidia con el descabello escuchando dos avisos.