Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Cubiertos, vajillas y cristalerías

14/07/2022

La semana pasada tuve la fortuna de moderar una mesa redonda en un sugestivo curso de verano de la UCLM, celebrado en Chinchilla de Montearagón, Gastronomía de los sentidos. En este foro se expuso el papel de la cubertería, la vajilla y la cristalería en la gastronomía, en cuanto que son artes que apoyan a la obtención y preparación de los alimentos y las recetas pero que, además, los enaltecen y ennoblecen para presentarlos en la mesa, cautivando a todos los sentidos.
No es fácil eludir, cuando se quiere tratar un asunto, la curiosidad sobre sus orígenes. Te das cuenta de que no todas las piezas de un servicio de mesa comparten la misma historia y que la fuerza para recorrer el camino que les ha traído hasta hogaño, viene de las ideas del hombre, respuestas intelectuales de antaño para sus fines. En nuestro caso, como instrumentos con los que templar y suavizar la convivencia humana, en los que se invierten grandes dosis de innovación y tecnología.
Robert Elias despliega su teoría sobre la sociogénesis de la sociedad occidental en su obra El proceso de la civilización que se basa fundamentalmente en el cambio del comportamiento de los individuos, que promueve una lenta transformación de la estructura de la sociedad en esta parte del mundo y su división funcional.  Se va encauzando, y reprimiendo, la rusticidad más primaria, donde guardamos nuestros hábitos violentos y agresivos, mediante el control social de la conducta. Es un claro ejemplo de ello, la sociedad cortesana barroca donde, con el auge de los buenos modales, se multiplican los rituales de cortesía y las ceremonias sociales en las cortes reales y principescas, siendo sencillamente las reglas que debían cumplir quienes perseguían el prestigio y el poder social y que van cundiendo en todos los estamentos.
Caso de ello, son la suntuosidad y pompa desplegada en las mesas con los utensilios más variados, lujosos y refinados que denotan no solo la posición social y económica de quien los posee, sino su nobleza humana y cultural. Así, en España, encontramos la protección real de manufacturas como los cristales de La Granja, la porcelana del Buen Retiro y de La Moncloa o la cerámica de Talavera de la Reina o Alcora y el desarrollo de la cuchillería.
Los bodegones barrocos son testimonio de esa opulencia, conseguida con investigación de nuevos materiales y técnicas de fabricación. Son maravillosos los de la flamenca Clara Peeters en la vanguardia del empleo del lenguaje pictórico realista, novedoso en su siglo XVII, para representar naturalezas muertas. Con sus composiciones, no solo logra crear obras de gran belleza y armonía - e ingeniosas por su autorretrato como reflejo en alguno de los objetos-, sino que cuentan un mensaje que sabían interpretar los ojos de sus contemporáneos. Su firma en el borde de un exquisito cuchillo simboliza la alcurnia de los componentes de la mesa, puesto que entonces acudía cada comensal con su propio cuchillo. La porcelana y los bienes exóticos, cosmopolitismo y buen gusto.